Los orígenes de la Orden del Carmen se remontan al siglo XII, época de cruzadas. Algunos penitentes y peregrinos se asentaron en las laderas del monte Carmelo, en Palestina, de donde viene su nombre: carmelitas. En este monte, según narra 1Reyes 18, el profeta Elías luchó contra los 400 profetas de Baal en defensa de la pureza de la fe en Yahvé, el Dios de Israel. Los peregrinos que hasta él llegaban trataban de vivir de forma eremítica, en imitación del profeta Elías. Con el tiempo, la situación en el lugar se hizo insostenible por la hostilidad de los sarracenos, y la Orden y sus ideales se trasladaron a Inglaterra.
De esta primera mitad del siglo XIII proviene la moción de dar a la Orden una Regla de vida, que tradicionalmente se atribuye al Patriarca de Jerusalén, Alberto Avogadro, y que da como finalidad de la Orden la de vivir en obsequio de la Virgen María, especialmente por su bondad y en sus cuidados de Madre, convirtiéndose así en una Orden mariana. Por esta misma época se une a la Orden san Simón Stock, quien llegó a ser, una vez vuelto a Inglaterra, superior general elegido en el capítulo de 1247.
En los primeros siglos, los carmelitas celebraban como Patrona principal de la Orden a la Virgen bajo advocaciones como la Anunciación o la Asunción, la fiesta principal de la Orden era el 15 de agosto. Pero entre 1376 y 1386, se estableció la costumbre de celebrar una fiesta especial de la Virgen para conmemorar la aprobación de la Regla por el papa Honorio III en 1226. La fecha escogida fue el 16 de julio porque la tradición de la Orden narraba que ese día del año 1256, a san Simón Stock se le apareció en Cambridge, Inglaterra, la propia Virgen María con el famoso «escapulario marrón», y le dijo «Toma amado hijo este escapulario de vuestra orden como símbolo de mi confraternidad y especial signo de gracia para vos y todos los Carmelitas; quienquiera que muera en este prenda, no sufrirá el fuego eterno. Es el signo de salvación, defensor en los peligros, prenda de la paz y de esta alianza».
Sin embargo, la tradición que narra el milagro y las palabras de la Virgen es bastante tardía. El primer testimonio explícito que se tiene sobre el escapulario es recién de final del siglo XVI, de 1592. Los defensores de la autenticidad histórica de la escena aseguran que la promesa se transmitió de manera exclusivamente oral desde Simón Stock hasta los tres siglos posteriores en que la leemos por primera vez.
Se admita o no esa autenticidad histórica de la escena, lo cierto es que el escapulario quedó incorporado a partir del siglo XVII a la vida carmelita, y se difundió también enormemente entre los laicos, no estando la «promesa» como tal excenta de debates teológicos, ya que parece dar una «certeza de salvación» ligada al uso de un objeto, que contradice la doctrina más elemental de nuestra fe que sólo pone su confianza de salvación en la Pascua de Jesús. La Iglesia ha permitido de manera constante el uso del escapulario, e incluso algunos papas lo han promovido, pero siempre interpretando la promesa en terminos espirituales, es decir, no ligando la salvación al objeto como tal, sino a que a través de él se manifiesta el amor a la Madre, y en ella la fe en el Hijo, único salvador.
La Virgen del Carmen es patrona y Generalísima de los ejércitos de Chile, y protege también, como Stella Maris, a los trabajadores del mar.
El sólido artículo de la Enciclopedia Católica sobre el escapulario, reconstruye históricamente la «aparición» del escapulario, y da una interpretación teológicamente aceptable de la promesa. Este texto, además del Butler-Guinea correspondiente al 16 de julio, he tomado como base para el presente artículo.
gracias vircita por escucharme e intceder por mi ante tu hijo!!!!!!!
Virgen María ayúdanos a TODOS tus hijos seguir el camino de Cristo, monte de salvación. Muéstranos ese camino, enséñanos a aceptar sus pendientes, a disfrutar de sus cascadas, a superar las noches oscuras y frías. Danos fuerzas para seguir adelante contra las inclemencias de las lluvias y tormentas. Y más que nada ábrenos los ojos y los oídos para escuchar al buen pastor que nos llama por nuestro nombre... con él no temeré ningún mal.
También te pido por la salud de mi hija Constanza y de mi esposa Eleonora.
Mi abuela era una muy devota cristina tuya. Por eso en este día te pido, como en las Bodas de Caná, que me ilumines para hacer todo lo que él me pida
Mi Señora, Reina y Hermosura del Carmelo, feliz día, a Tu Amor nos acojemos y en Tus Sanas Manos me cobijo, bendice mi hogar y a todos los que estén a mi alrededor....Amén, amén, amén.
No sabía que era la patrona de Chile; sabía que es patrona de los hombres, y mujeres del mar, o de la mar; y de todos los que trabajan en lo relacionado con la pesca; y, hoy en la Misa, el sacerdote que dijo una homilia brevé, pero sentida, dijo que lo era de todos los cristianos, porque la Iglesia es una barca, y, aún de todos los hombres, pues todos están, "el mar" que es la vida
Lo más llamativo de esta advocación, que junto con la Dolorosa, es una de mis preferidas, es que remite al Antiguo Testamento, al Profeta Elias, un profeta de tierra adentro, que se enfrento a una reina, totalmente opuesta María, una reina pura maldad Jezabel, y, un profeta del que no se recoge en el 2º Libro de los Reyes, que es el que lo menciona, puede que algún otro, ninguna profecía, dicen que viene por lo de la brisa suave, en la que Dios se le hizo presente, aunque por qué en el ángel que le dijo, levantate comé, y comío y con aquella comida, camino hasta, "El Monte de Dios, Horeb", María con su "Sí" hace posible la Encarnación, y, La Encarnación, hace posible, esa locura de Dios, que es La Eucaristía, que nos da fuerza para caminar, no hasta el Monte de Dios, Horeb, si no hasta el regazo materno del mismo Dios, María no es ni camino, el Camino es Jesús, Ella es Atajo, eso sí Atajo seguro
Virgen del Carmen, ruega por nosotros, por todos
Vírgen María, madre de DIOS, que desde su misma cruz Jesús te hizo madre del discípulo amado; recuérdanos que siempre estarás dispuesta a ser recibida en nuestra casa y así seremos dignos de recibir la misericordia divina de tu hijo Jesucristo.
Madre nuestra ampáranos en cada momento de nuestra vida, no permitas que nos apartemos de tí !
Santísima Virgen Maria, hoy cuando nuevamente conmemoramos tu advocacion del Monte Carmelo te rindo un sentido homenaje de agradecimiento por la dulzura de tu promesa a quienes vistamos tu santo escapulario; a la vez renuevo mis súplicas por mis necesidades espirituales y temporales así como las de mi esposa y de mis hijos, las cuales te pido escuches y atiendas en el nombre de tu amadisimo hijo Jesus. Gracias Madre.