San Pedro Damian decía que era una curiosidad vana y culpable tratar de averiguar lo que los Evangelistas no escribieron y ponía precisamente como ejemplo la curiosidad acerca de los padres de la Santísima Virgen. Los únicos escritos que pretenden poseer algunos datos sobre los padres de María son apócrifos, como el «Protoevangelio de Santiago», que -a pesar de su nombre- no tiene nada de la autenticidad de la Sagrada Escritura. En realidad no poseemos ningún dato cierto sobre ellos, pero no es ilícito aceptar las piadosas creencias procedentes de los apócrifos cuando no se oponen a las verdades ciertas.
Aunque la primera redacción del apócrifo de Santiago es muy antigua, no se trata de un documento fidedigno. El protoevangelio cuenta que los parientes de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones» (por su esterilidad y por haberse quedado sin marido). Cuando Ana se hallaba sentada orando bajo un laurel, un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». Ana respondió: «Vive Dios que consagraré el fruto de mi vientre, hombre o mujer, a Dios mi Señor y que le servirá todos los días de su vida». El ángel se apareció también a san Joaquín. A su debido tiempo, nació María, quien sería un día la Madre de Dios. Hagamos notar que esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana (1Reyes 1). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de San Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación.
Sin embargo, el culto a santa Ana se difundió desde la antigüedad: la mejor prueba es que en Constantinopla, ya a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. Su nombre aparece también destacadamente en una lista de reliquias que pertenecían a san Angel de Pescheria y sabemos que el papa san León III (795-816), regaló a la iglesia de Santa María la Mayor un ornamento en el que estaban bordadas la escena de la Anunciación y las figuras de san Joaquín y santa Ana.
En Apt, en la Provenza, se guardan supuestas reliquias de santa Ana, sin embargo las pruebas históricas en favor de la autenticidad más bien muestran que carecen absolutamente de valor. La verdad es que antes de mediar el siglo XIV, el culto de santa Ana no era muy popular en Occidente, pero un siglo más tarde se popularizó enormemente, e incluso Lutero lo ridiculizó con acritud y atacó en particular la costumbre de representar juntos á Jesús, María y Ana, como una especie de trinidad. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente recién en 1584, y sólo desde ese tiempo comenzó en Occidente el culto a san Joaquín.
En el Oriente se celebra desde fecha muy antigua la fiesta de san Joaquín y santa Ana el 9 de septiembre. Pero en Occidente, puesto que no había tradición al respecto, las fechas fueron variables, y sólo en 1913 se fijó el 16 de agosto como día de la fiesta de san Joaquín. Sin embargo, los benedictinos y algunos católicos de Oriente celebraban juntos a san Joaquín y santa Ana el 26 de julio, fecha que el nuevo martirologio adoptó para toda la Iglesia.
El Protoevangelio de Santiago es conocido con diversos nombres, y su texto puede leerse en muchas ediciones actuales, incluso populares; una traducción confiable se contiene en «Los Evangelios apócrifos», BAC (2009). Una obra completa sobre santa Ana y su devoción es la del P. B. Kleinschmidt, Die heilige Anna (1930). El presente artículo fusiona (con algunos retoques) los del Butler-Guinea correspondientes a santa Ana del 26 de julio y a san Joaquín del 9 de agosto
Mi Santa Anita, mi San Joaquin, queridos papitos y abuelitos, intercedan mucho por nosotros y nuestras propias y particulares necesidades, sus hijitos aún peregrinos en la tierra; y, de manera especial por todos nuestros seres queridos sus hijitos allá en el purgatorio, para que hoy día salgan y disfruten desde hoy de la presencia del Papito Dios, nuestro Buen Señor Jesús, su hijita Nuestra Madre la Santísima Virgensita María, todos los Santos, Ángeles y Arcángeles allá en el Cielo, te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucrito que vive y reina Contigo en la unidad del Espíritu Santo en la Gloria de Dios Padre Todopoderoso, amén, amén y amén.
Igual al relato de Samuel, nada de eso, un plagio en toda la linéa, vamos es que esta clarisimo
Y, las mujeres no podían educarse en el Templo.
Es una leyenda, y, es una pena que no sepamos más cosas por la historia; lo cierto es que hoy veneramos a los abuelos de Jesús, tampoco importa mucho, si se llamaron de este modo, o, de otro
Estoy de acuerdo en que es una lástima no conocer a ciencia cierta, pero lo importante es que María tuvo unos padres que fueron los abuelos de nuestro Señor. Te pido Señor por mi tía Ana que tanto sufre por la muerte de su marido, mi padrino.
Felicidades a todos los abuelos.
Santa Ana y San Joaquín ayudad a mis hermanos en sus penas y sufrimientos.
Darnos fuerza a toda la familia.
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La Iglesia nunca celebra los nacimientos de los Santos, pues según nuestra fe, todos nacemos con el pecado original, la Iglesia recuerda a los Santos el día que mueren, porque ese día nacen en el cielo, pero como en toda regla hay excepciones, en este caso la Iglesia celebra cuatro nacimientos:
1.- La Navidad del Niño JESÚS, quien por ser verdadero DIOS y verdadero Hombre, en ÉL no hay pecado. La Navidad del Niño JESÚS la celebramos en el solsticio de verano (Hemisferio sur) o el solsticio de invierno (Hemisferio norte), es decir el 25 de diciembre. Es la noche más larga en el Hemisferio norte y la noche más corta en el Hemisferio sur.
2.- La Natividad del Niño Juan Bautista, quien fue santificado del pecado original en el vientre de su madre Santa Isabel, cuando tenía 6 meses de gestación, en la visita que hizo nuestra Señora embarazada a su prima. La Natividad del Niño Juan Bautista la celebramos en el solsticio de invierno (Hemisferio sur) o el solsticio de verano (Hemisferio norte), es decir el 24 de junio. Es el día más largo en el Hemisferio norte y el día más corto en el Hemisferio sur.
3.- La Natividad de la Niña María, quien fue concebida sin el pecado original en el vientre de su madre Santa Ana, en merito a que iba ser la Madre de Nuestro Señor Jesucristo. La Natividad de la Niña María la celebramos en el equinoccio de primavera (Hemisferio sur) o en el equinoccio de otoño (Hemisferio norte), es decir el 8 de setiembre. En este día, el día y la noche duran igual tiempo en el Hemisferio norte y en el Hemisferio sur.
4.- La Natividad de la Niño José, quien fue concebido sin el pecado original (Otros dicen que fue santificado en el vientre de su madre Santa Juana) en merito a que iba ser la Padre de Nuestro Señor Jesucristo. La Natividad del Niño José la celebramos en el equinoccio de otoño (Hemisferio sur) o en el equinoccio de primavera (Hemisferio norte), es decir el 19 de marzo. En este día, el día y la noche duran igual tiempo en el Hemisferio norte y en el Hemisferio sur.
La Tradición nos cuenta que los padres del Niño José eran Santiago y Santa Juana.
Santiago era natural de Belén, de la tribu de Judá, hijo de Matán y Estha. Era de una familia de pastores. Descendientes del Rey David, por su hijo el Rey Salomón. Santiago aparece en la genealogía de San Mateo. Su madre Estha, según Julio Africano, en un primer matrimonio con Matat, descendiente del Rey David, por su hijo el Príncipe Natán, tuvo un hijo Joaquín, quién sería padre de María Santísima. Estha murió al dar a luz a Santiago. Matán se volvió a casar con Emerenciana y tuvieron una hija Ana, quien sería la madre de nuestra Señora. Así que Santiago era hermano de madre de San Joaquín y hermano de padre de Santa Ana.
Santa Juana, llamada también Abigail, era hija de Eleazar y Abdit, y también era de Belén.
Santiago como sus antepasados era pastor, y con Santa Juana eran estériles, como San Joaquín y Santa Ana, y como San Zacarías y Santa Isabel.
Cuando ya había pasado varios años casados, rogando tener un hijo, pues vivían en esterilidad, DIOS escucho sus oraciones y plegarias, y envió un ángel a la esposa de Santiago y le aviso que tendría un hijo al que debía consagrar a DIOS.
Juana corrió y se lo contó a su marido, Santiago y Juana volvieron a orar para que el ángel viniera y les explicara mejor, y entonces el ángel volvió y les dijo y cuando el niño tuviera 3 años lo llevaran a Templo y lo dejaran para que lo educaran ahí.
Después de 9 meses nació el niño José y cuando tuvo 3 años lo llevaron al Templo, ahí se educó en las Sagradas Escrituras y le enseñaron el oficio de Carpintero.
Santos Ana y Joaquin, padres de la Santa virgen María y abuelos de Dios hecho hombre, rueguen por todos nosotros.
Particularmente, intercedan por todos aquellos que se empeñan en ver en el aborto y en la euthanasia la solución a todos nuestros problemas. Que se dejen tocar por la misericordia de nuestro Creador. Amén