Macabeo era el segundo nombre de Judas, el tercer hijo de Matatías, que fue el primer jefe de los judíos en la rebelión contra Antíoco IV Epifanes. Más tarde, se aplicó el nombre de Macabeos a todos los familiares y descendientes de Matatías y a los que los siguieron en el levantamiento contra el rey de Siria. Entre ellos se contaban los santos que celebramos en este día. Los Macabeos son los únicos mártires del Antiguo Testamento a quienes se conmemora en la Iglesia universal y también los únicos que figuran en el calendario general de la Iglesia de Occidente, aunque en el Martirologio Romano actual se han ido incorporando otros santos del Antiguo Testamento.
Los judíos se rebelaron porque Antíoco quería imponerles la religión griega, pero el pretexto para que estallase la rebelión, fue la persecución que emprendió Antíoco contra los judíos, como un desahogo de su furor ante su derrota por el Senado Romano en su segunda campaña contra Egipto (168 a.C.). En efecto, Antíoco envió a Jerusalén al general Apolonio al mando de veintidós mil hombres, con la orden de helenizar la ciudad; en caso de que los judíos se resistiesen, debía matarlos sin piedad y sustituirlos por extranjeros. El más famoso de los mártires judíos que prefirieron morir antes que quebrantar la ley divina, fue Eleazar. Era un anciano de venerable aspecto y uno de los principales escribas o doctores de la Ley. Los perseguidores, pensando que el pueblo seguiría el ejemplo de Eleazar, trataron de hacerle apostatar por medio de halagos, amenazas y violencias, pero el anciano no cedió. Algunos de los que presenciaron la tortura, movidos de compasión, aconsejaron que se diese a Eleazar un poco de carne de res, que no estaba prohibida por la Ley a fin de que los judíos creyesen que había comido carne de puerco, y el rey quedaría satisfecho. Pero Eleazar se negó a admitir ese subterfugio, diciendo que los jóvenes se sentirían autorizados a violar la Ley, puesto que él, a los noventa años de edad, había adoptado los ritos de los gentiles. En seguida añadió que si cometía semejante crimen, no escaparía vivo ni muerto de la mano vengadora del Todopoderoso. Trasladado al sitio de la ejecución, Eleazar exclamó antes de morir en la flagelación: «El Señor, que posee la ciencia santa, sabe bien que, pudiendo librarme de la muerte, soporto flagelado en mi cuerpo recios dolores, pero en mi alma los sufro con gusto por temor de él». Todo el episodio se narra en el segundo libro de los Macabeos, capítulo 6.
En el siguiente capítulo, el libro nos narra el martirio de otros siete hermanos, que sufrieron la tortura, uno tras otro, con invencible valor, animados por su propia madre. La muerte del más joven fue aún más cruel que la de sus hermanos, porque el tirano no cabía en sí mismo del furor al ver la entereza y constancia de los creyentes. La madre animó así al más pequeño: «"Hijo, ten compasión de mí que te llevé en el seno por nueve meses, te amamanté por tres años, te crié y te eduqué hasta la edad que tienes. Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia. No temas a este verdugo, antes bien, mostrándote digno de tus hermanos, acepta la muerte, para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en la misericordia.» La madre, después de haber ofrecido a Dios las vidas de sus hijos, sacrificó la suya propia antes que quebrantar la Ley del Altísimo. Ignoramos el nombre de los mártires y el sitio en que fueron sacrificados. El capítulo de los mártires Macabeos es de gran importancia porque en él se expresa por primera vez con completa claridad en los límites del Antiguo Testamento la fe en la resurrección de los cuerpos, por ejemplo en estas palabras del cuarto mártir: «Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.» (2Mac 7,14)
El caso de los mártires Macabeos es bastante límite, ya que, en tanto pertenecen al Antiguo Testamento, no son propiamente mártires de Cristo, a no ser indirectamente, como testigos de la verdad, la justicia, la ley divina. Sin embargo la tradición cristiana en general los ha sentido no como mártires indirectos sino como mártires en sentido propio. Quizás sea precisamente por esa explícita, y extraña al AT, confesión de la resurrección de la carne. Como sea, la historia de los siete hermanos mártires ha devenido además un arquetipo de la narración de martirios, y ha ayudado a dar forma literaria a muchas pasiones de santos. Por ejemplo, el 10 de julio celebramos el martirio de siete compañeros (Félix, Felipe, etc.) a los que, por "contagio" con la historia de 2Macabeos, la tradición oral terminó convirtiendo en siete hermanos. Lo mismo ha pasado con otros grupos de siete mártires.
El nombre de los mártires figura en los Fasti de Polemio Silvio, en el calendario cartaginés y en el Hieronymianum. Es curioso observar que en la iglesia de San Pedro ad Vincula hay un sarcófago dividido en siete compartimentos, con una inscripción que afirma que ahí se conservan los huesos y las cenizas de los siete Macabeos y de sus padres. Añadamos que San León Magno, en un sermón que predicó el lº de agosto, probablemente en dicha iglesia, menciona la doble celebración de la dedicación del templo y del martirio de los Macabeos. San Jerónimo, que había visto las reliquias de los Macabeos en Modin, se preguntaba cómo podían los antioquenses afirmar que las tenían en su ciudad. Desde luego es muy poco probable que las reliquias de los Macabeos se hayan conservado. Nota: Este artículo sigue, pero no literalmente, al Butler-Guinea.
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que mala esta pagina
Buen día,
Vivo en Alemania y la última vez que estuve en Colonia, entrando casualmente a una parroquia, vi un gran relicario (parecida la forma a la de los Reyes en la Catedral) que aseguran es de esta familia. Los detalles son hermosísimos comparando la Pasión de Nuestro Señor con la de esta bendita familia. En Wikipedia (que no es infalible, lo sé) es en el único lugar que veo que lo mencionan. ¿Tienen alguna información sobre esto ustedes o donde pudiera investigar?
Perdón que es la primera vez que escribo ¿es posible recibir la respuesta por correo electrónico también?
Gracias de antemano y felicitaciones por su página.
Rosana.
Hola, Rosana, hay un extenso apartado dedicado al tema de las reliquias de los SS Macabeos en los Acta Sanctorum, una obra magna dentro del estudio hagiográfico, del siglo XVIII. Lamentablemente está en latín, y en un latín muy pulido y dificil, propio de los eruditos que las redactaron. Con esto me excuso de poder traducirte detalladamente el pasaje, pero esencialmente lo que dice es que hay varias reliquias reputadas como de los Macabeos, tanto en Colonia, como en Roma (en S. Pietro in vincoli), así como en otras iglesias y ciudades, e incluso en España. Es imposible saber cómo han llegado a esos sitios, es decir trazar la genealogía histórica de tales reliquias, y por tanto, imposible garantizar la fiabilidad.
A los Bolandistas, autores de Acta Sanctorum, si bien no pretenden herir sensibilidades nacionales respecto de estos temas, les parece imposible que haya allí algún traslado genuino.
Esto lo agrego yo: ten presente que entre los siglos VIII-XV, que es cuando surgen estas tradiciones, la posesión de reliquias, cuanto más extrañas mejor (santos cálices, coronas de espinas, mantos de Jesús, lanzas, etc.) eran modos de prestigiar la sede y la ciudad, frente a otras sedes episcopales y otras ciudades rivales, y también como fuente de recursos económicos, al convertirse en sitios de peregrinación. El hecho de que a traves de las cruzadas venían de vez en cuando reliquias traídas de oriente (reales o ficticias) hacía que la historia de haber traídos las cabezas de los Reyes mMagos, o los cuerpos y cabezas de los Macabeos, aunque pudieran ser ficticias, podía colar como historia, en un tiempo en que las pruebas de veracidad se reducían a testimonios más o menos aceptables y nada más.
En suma: los relicarios son magníficos, verdaderas piezas de arte dignas de admiración, pero yo no me creería en absoluto lo que dicen contener.
Gracias, entiendo lo que comentas y las bases de tu investigación. Lo que me hace creer que sea posible que existan muchas reliquias reales en esta zona (incluso puedo mostrarte algunas de hueso que hay en parroquias de mi comunidad y alrededores) es que Santa Elena vivió aquí cerca, ella pudo traerlas. Creo que estuvo aquí al menos durante las visitas a su hijo Constantino en Tréveris. En la Catedral de esta cuidad también hay numerosas reliquias, entre ellas la cabeza de la misma santa, estuvo expuesta el día de su fiesta ¡estuve ahí! Tengo fotografías también. En esta misma cuidad está San Matías ¡un apóstol!
En fin. El Señor sabe que el cariño que tengo por las reliquias de los santos es porque me apasionan sus vidas. Muchos de ellos tienen profundísimos escritos que ayudan en nuestra vida espiritual. Si no es posible saber si son reales o no, lo digo por mí que me declaro inculta, que Nuestro Señor por esos medios nos infunda el amor a sus amigos cercanos, para que en la condición de vida que nos ha llamado, tomemos de ellos el ánimo para seguir adelante en el camino a nuestra santidad.
¡Que Él mismo recompense esta labor que hacen!
Ave María y ¡adelante!
El traslado se atribuye no a santa Helena (el descubrimiento sí) sino mucho más tarde, a Federico Barbarroja.
Paul Guerin (inicios del s. XX), que sí cree en la autenticidad de estas reliquias, lo cuenta así: "Sus preciosos restos, depositados primero en Antioquía, pasaron a enriquecer Constantinopla en tiempos de la emperatriz Helena; poco después, Eudoxia, esposa de Valentiniano III, los hizo trasladar a Roma, a la iglesia que erigió allí bajo el nombre de su santo patrón, y que hoy lleva el título de San Pietro in vincoli.
Pero si esta ciudad, capital de la Cristiandad, posee parte de sus reliquias, es cierto que la ciudad de Colonia, en la Baja Alemania, posee otras partes muy importantes, especialmente sus sagradas cabezas, que fueron trasladadas allí bajo el emperador Federico Barbarroja por Régnault, su canciller y arzobispo de esta metrópoli. Pueden verse en una iglesia dedicada a sus nombres, encima del altar mayor.
Se han construido otros oratorios en su honor; hay uno en Vienne, en el Dauphiné, en medio del claustro de la catedral, que se dice que fue construido en el nacimiento de la Iglesia, a instancias del apóstol San Pablo, cuando pasó por la Galia de camino a España, o a su regreso." (Petit Bollandistes, IX, pág 182)
Woooow, gracias por la información ¿y de Tréveris no se dice algo? Perdona, pero quizás se encuentra el traslado de San Matías en alguno de los lugares donde investigaste y de ahí la llegada de Santa Elena y otras muchas reliquias :)