Nació en la ciudad de Almería el 9 de febrero de 1884, fue ferviente dominico seglar. Su padre, Francisco Pérez Aznar, era Escribano, de 32 años, natural de Antas (Almería). Su madre, María, Josefa Márquez, de Cuevas del Almanzora (Almería). Recibió el bautismo en la parroquia de San Pedro Apóstol de la ciudad natal, el 13 de febrero del mismo año 1884. Realizados los estudios primarios entró en el seminario diocesano. Salió al morir su padre. Pasó después a Valparaíso (Chile), donde vivía un tío suyo. Volvió después a España. El 20 de diciembre de 1911, a los 27 años, contrajo matrimonio con María Barceló Toro, de 24 años, natural de Almería. Tuvieron cuatro hijos, una de ellas religiosa de la Congregación de las Adoratrices. Procuraron darles una esmerada formación en el colegio de las Hijas de la Caridad. Los varones, una vez hecha la primera comunión pasaron al colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En el hogar se rezaba el rosario todos los días y se leía con relativa frecuencia el santoral del «año cristiano».
Poco después de la vuelta de Chile, en 1908, el nuevo beato comenzó a trabajar en el periódico almeriense «La Independencia», que había comenzado a publicarse un año antes. Fue corresponsal en Almería de «Prensa Asociada», fundada en 1908. Facilitaba informaciones a los periódicos madrileños: El Correo Español, El Siglo Futuro, El Universo, El Debate y algunos otros. Fue director de «La Independencia» y compartió la propiedad de este periódico, que se subtitulaba «Diario Católico». Era ya Director del periódico en 1922. Formó también parte de la «Liga contra la Pública Inmoralidad». A partir de los artículos «conservados e identificados», los Censores Teólogos ratificaron la ortodoxia de su doctrina y que en ellos exponía la doctrina de la Iglesia, muy especialmente en materia social. En su opinión manifiesta una fe firme en Dios y se confesaba hijo de la Iglesia con todas las consecuencias.
No le resultó fácil su labor periodística. Fue denunciado, procesado y hasta encarcelado. Sus escritos aparecen divididos en las secciones de: I.- «Temas religiosos»; II.- «Temas en defensa de la Iglesia y sus instituciones»; III.- «Temas en defensa del sacerdocio y religiosos»; IV.- «Temas en defensa de la moral»; V.- «Miscelánea. Temas de Cultura, Instituciones Benéficas, Patrióticos-Religiosos, etc.». En su casa todas las personas mayores eran Terciarias dominicas, escribió su hijo: mi padre, mi madre, mi tía, y las dos muchachas. Una de ellas, María Carretero, se hizo dominica de clausura; creo que en el convento de Zafra y, luego, en uno de Barcelona. Fue un ferviente católico, defensor valiente de la verdad, sin respetos humanos, a riesgo de todo, era afable, caritativo, vivía la fe. Era simpático, sencillo, ejemplarísimo, al servicio de la Iglesia siempre. Era un santo, le gustaba hablar con los pobres, inmejorable, educado, muy religioso, bondadoso, y de buen carácter.
Fue detenido en su domicilio el 26 de julio de 1936, lo llevaron a la comisaría y de allí a la prisión improvisada en el convento de las religiosas Adoratrices. El 3 de agosto lo trasladaron al barco «Segarra», hasta el 15. Lo ejecutaron en la madrugada de dicho día en la playa la Garrofa, cerca de Almería. Contaba 52 años. Arrojaron el cadáver al mar, con los de otros fusilados. Devueltos tiempos después por el oleaje, los enterraron en la misma playa. Después de la guerra trasladaron los restos de todos, sin identificar, al cementerio de Almería. No se han identificado sus reliquias.