Nació en Villanueva de la Nía, hoy provincia y diócesis de Santander y entonces diócesis de Burgos, el 26 de agosto de 1886. Fue bautizado el 28. Fueron sus padres Antonio, natural de Villanueva de la Nía, y Agustina, nacida en la Aldea de Ebro. Estuvo en los hermanos de las Escuelas Cristianas, seguramente sin pasar de postulante en de Bujedo (Burgos). En 1905 se dirigió al convento de Almagro y pidió formalmente el ingreso en la vida religiosa, en calidad de hermano cooperador. El 23 de julio de este año 1905 tomó el hábito, en calidad de «donado», terciario familiar. Cambió entonces el nombre de bautismo, que era el de Ceferino, por el de Luis María. Tras pasar dos años y cerca de cinco meses en el convento como donado, fue examinado para comenzar el noviciado como hermano cooperador. El consejo conventual de Almagro lo aprobó en la sesión del 10 de diciembre de 1907.
Verificó la profesión el 27 de diciembre de 1908. Muy pronto se acordaron del Siervo de Dios para enviarlo a Cuba, al convento de San Juan de Letrán, donde había una comunidad de doce religiosos. Fray Luis María prestaba sus servicios en la parroquia del Vedado. Su estancia en el convento de San Juan de Letrán fue larga. Aquí continuaba en 1921. En 1921 recibió asignación para el convento de Santo Domingo de Puebla de los Ángeles, en México. Tuvo a su cargo el cuidado de la iglesia. Era activísimo, no descansaba un momento. La virtud que más destacaba en él fue la pobreza.
Cuando la persecución de Calles, que ya comenzó siendo Ministro de la Guerra, teniendo los Padres que esconderse y decir misa en Oratorios particulares, él fue quien mantuvo abierta la puerta de la iglesia. Estuvo en México hasta el 10 de mayo de 1934, en que pasó a Almería. Abandonó el convento, y lo hizo el 22 de julio de 1936. Fue detenido el 27 de julio de 1927 y lo llevaron a la prisión establecida en el convento de las Adoratrices y, a los quince días, lo internaron en el arco «Astoy Mendi». Fue asesinado, a los 50 años, el 19 de octubre de 1936, al parecer a las puertas del cementerio de Almería, y arrojado su cadáver a una fosa común. Sus reliquias no han podido identificarse.