El mundo esta tan sumergido en sus conceptos que perdemos de vista ya la realidad de lo que pensamos y creemos. Saber que es la fe no es algo que olviden solo los Cristianos, sino que los mismos ateos y agnósticos parecen responder y atacar una religión y dios imaginario, el Cristianismo de los conceptos y no al Cristianismo del Dios vivo.
Existe una diferencia fundamental entre fe y religión. El movimiento del hombre para intentar tocar y comprender lo divino es lo que llamamos religión. El Antiguo Testamento por ejemplo, no se define a si mismo como fe, sino como ley. La religión romana era una serie de ritos y costumbres, y así podemos recorrer las distintas religiones y veremos, ritos, reglas, leyes, preceptos que intentan establecer una relación entre el hombre y otras realidades (lo divino).
¿Cómo podemos entender la fe? El credo apostólico inicia con las palabras «Yo creo», que no significa aceptar una serie de presupuestos, leyes o doctrinas, sino una respuesta. El “yo creo” es una respuesta que viene después del anuncio, es un movimiento que responde a otro movimiento previo a mi, yo no lo inicio, yo no soy la fuente del mismo… no es algo que yo salga y diga de la nada. Si la religión es el movimiento del hombre hacia afuera, la fe es la reacción del hombre cuando ha sido llamado desde afuera. Por eso la fe no se puede “demostrar” porque solo quién responde la acoge, quien se “convierte” y da vuelta a su existencia y responde, (metanoia) la acoge.
«Si no creéis, no permanecereís —si no creéis, no comprenderéis—» (Is 7,9)
Una única raíz, ´mn (amén), tiene un cúmulo de significados que se entremezclan y diferencian, y que dan a esta frase la sutil grandiosidad que posee. La raíz ´mn expresa la idea de verdad, solidez, firmeza, suelo, pero también indica confiar, confiarse, abandonarse a algo, creer. La fe es como un sujetarse a Dios, en quien el hombre tiene un firme apoyo para toda su vida. La fe se describe, pues, como un agarrarse firmemente, como un permanecer en pie confiadamente sobre el suelo de la palabra de Dios.
La fe se sitúa en un plano completamente distinto del hacer y de la factibilidad; es esencialmente confiarse a lo que no se ha hecho a sí mismo, a lo no factible, a lo que sostiene y posibilita nuestro hacer.1
El movimiento intelectual y espiritual del hombre se ha movido de lo mágico, a la metafísica, a la ciencia y recientemente al cientificismo. Un movimiento que no indica progreso, porque este es una de las grandes ilusiones en las que se pierde el hombre, la idea de que lo que viene es mejor, de que el “progreso” es sinónimo de verdad, prosperidad y que siempre se mueve hacia adelante, una y otra vez las grandes promesas ideológicas han probado lo contrario.
Hoy estamos ante la obsesión de la certeza absoluta.
El hombre antiguo en las universidades enseñaba filosofía, escudriñaba el “ser”, buscaba el sentido como conocimiento, relegando la técnica a los artesanos, el saber factible como simple conocer superficial.
En el siglo XVII Giambattista Vico propuso una idea de realidad distinta… al Verum est ens, “El ser es la verdad” antepone Verum quia factum, “La verdad es lo que hemos hecho”.
La verdad ya no es logos, ya no somos la creación de un Ser que nos pensó, ahora somos, o más bien, conocemos la verdad solo de lo que hemos hecho. Es ahora la historia la que nos da acceso al conocimiento.
Vico siguiendo formalmente a Aristóteles dice que el saber real es conocer las causas de las cosas. Conozco una cosa si conozco su causa; si conozco el fundamento, conozco lo que en él se funda. Sin embargo, de estas ideas saca una conclusión nueva: si el conocer real implica el conocimiento de las causas, sólo podemos conocer verdaderamente lo que nosotros hemos hecho, ya que sólo nosotros nos conocemos a nosotros mismos. La tarea y posibilidad del espíritu humano no es la de reflexionar sobre el ser, sino sobre el hecho, sobre el mundo exclusivo de los hombres que es lo que nosotros podemos comprender verdaderamente. El hombre no ha creado el cosmos, por eso no puede comprenderlo en su profundidad más íntima. El conocer pleno y demostrable sólo es posible para él dentro de las ficciones matemáticas y en lo concerniente a la historia que es el campo de la actividad humana y por lo tanto de lo comprensible. En medio del océano de la duda que amenaza a la humanidad después de la caída de la vieja metafísica, al comienzo de la época moderna, se redescubre tierra firme en la que el hombre puede intentar construirse una existencia nueva. Comienza el dominio del hecho, es decir, la radical conversión del hombre hacia su propia obra como a lo único que puede conocer. A esto va unida la transmutación de todos los valores. La historia, que antes se despreció y se consideró a-científica se convierte, junto con la matemática, en la única ciencia verdadera. El hombre ya no es capaz de contemplarse a sí mismo; cuando surge un antropocentrismo radical, el hombre puede considerarse como algo que se ha originado casualmente, como puro “hecho”.. El cielo, del que parecía proceder, se le viene abajo; la tierra de los hechos sigue a su alcance, pero tiene que excavarla para descifrar la fatigosa historia de su hacerse.2
El Pensar Técnico
El historicismo tenia sus problemas, se requería una vuelta de tuerca más para pasar de la metafísica a la técnica, del ser, hacia la historia, para llegar al futuro. Karl Max encontró esa vuelta de tuerca: En el pasado los filósofos interpretaron el mundo, ahora tienen que ir a cambiarlo. Suena increíblemente atractiva esta mirada de la realidad… ¿Lo es?
La historia pasa a segundo plano, ya que no podemos estar seguros tampoco de ella, los testigos, las pruebas, los documentos antiguos, todo eso no lo puedo repetir, ni lo puedo corroborar con absoluta certeza. ¿Qué queda? El futuro, lo que puedo hacer, lo que puedo crear. La historia se relega y ahora queda la pura técnica.
Del matrimonio del pensar matemático con el pensar factible nace la posición espiritual del hombre moderno, condicionada por las ciencias naturales. Se llega así al primado de lo factible sobre el hecho, porque ¿qué es lo que puede hacer el hombre con lo sucedido?; no puede encontrar ahí su sentido, no puede convertirse en guardián del museo de su propio pasado, si quiere dominar su actualidad. La techne se convierte en la auténtica posibilidad y en el auténtico deber del hombre. Lo que antes estaba subordinado, ahora prevalece. Con esto la perspectiva cambia una vez más: en la metafísica el hombre estaba orientado a lo eterno; después de un corto período en el que reinó el historicismo, a lo pasado, ahora la factibilidad, le orienta al futuro que él mismo pueda crear. Antes, los resultados de la doctrina de los orígenes le llevaron a afirmar, resignadamente que partiendo de su pasado no era sino tierra, puro azar de la evolución; pero todo esto ya no le molesta porque ahora, proceda de donde proceda, puede enfrentarse decididamente a su futuro para convertirse a sí mismo en lo que quiera; ya no le parece imposible hacerse igual a Dios, el factible del final, no el logos, la inteligencia del principio.3
Suena atractiva la filosofía de ser lo que haremos, de crear nuestro futuro, pero ¿Cómo puede existir futuro sin la base del ser? ¿Cómo podemos construir sin cimientos, sin la fortaleza de saber de antemano quiénes somos? Si podemos recrearnos a nosotros mismos significa que podemos ser cualquier cosa… sí cualquier cosa, desde Hitler hasta Pyongyang y me está permitido.
¿Por qué el capitalismo, el marxismo, el socialismo, el comunismo han fallado en proporcionar al hombre un poco de felicidad, un poco de dignidad? El hombre se ha querido hacer a sí mismo y ha fallado irremediablemente, como un joven con crisis de identidad, no sabe quién es y nada de lo qué quiere ser y hace lo impulsa realmente a la alegría y felicidad.
La fe ante la realidad del hombre hoy
La fe no se encuentra dentro el hecho y la factibilidad ya que está fuera de ellas, la fe no es un fenómeno de laboratorio… como el historicismo, el marxismo, el materialismo, es una forma de ponerse frente a la realidad. Una decisión que en su “quizá sea cierto” no significa que ponga en duda que el saber factible sea falso, sino que sea absoluto.
«Creo» — «Amén» Estas dos palabras, el inicio y el final del credo ponen de manifiesto el movimiento espiritual del hombre… CREER Y PERMANECER… PERMANECER Y COMPRENDER
«Amén» expresa a su manera lo que significa creer: permanecer firme y confiadamente en el fundamento que nos sostiene, no porque yo lo haya hecho y lo haya examinado, sino justamente porque no lo he hecho ni puedo examinarlo. Expresa la entrega de sí mismo a lo que nosotros no podemos ni tenemos que hacer, la entrega de sí mismo al fundamento del mundo como sentido que me ofrece antes que nada la libertad de hacer.
Esto no significa que lo que aquí sucede sea ponerse a ojos cerrados en manos de lo irracional. Al contrario, es acercarse al «logos», a la ratio, al sentido y por tanto a la verdad misma, ya que el fundamento en el que se apoya el hombre no puede ni debe ser, a fin de cuentas, más que la verdad… la forma con que el hombre entra en contacto con la verdad del ser no es la forma del saber, sino la del comprender: comprender el sentido al que uno se ha entregado.4
La razón de la fe es pues, comprender que el fundamento de nuestro ser, nuestra razón de ser, del mundo, de la creación, no los voy a encontrar en lo que hemos hecho, ni en lo que podemos hacer, ni en lo que podemos “saber” como saber material o naturalista, ni si conociéramos como funciona todo el cosmos llegaríamos a tocar la verdad.
Creer cristianamente significa confiarse a la inteligencia que me lleva a mí y al mundo, considerarla como el fundamento firme sobre el que puedo permanecer sin miedo alguno. En lenguaje más tradicional podemos afirmar que creer cristianamente significa comprender nuestra existencia como respuesta a la palabra, al logos que lleva y sostiene todo.5
Llegamos pues al punto culmen de la fe cristiana. No es un solo un «yo creo» sino «yo creo en ti»
La fe como respuesta no es responder a un cumulo de enunciados espirituales, es responder a la palabra que se me dirige a mi de boca de Jesús. Es el encuentro con el hombre Jesús y en ese encuentro experimento el sentido del mundo como persona, como amor, como entrega, como inteligencia (Logos). El fundamento del cosmos entero no es el azar, el fundamento del cosmos entero es el amor y la inteligencia que me funda y me sostiene, el sentido del universo es una persona a la que puedo llamar y amar, que me llama por mi nombre y me ama, sin que este amor pueda verse amenazado por nada.
En el sentido de todo lo que existe me encuentro un tú que me sostiene. El sentido del mundo es un tú y ese tú me ha encontrado.
El tú y yo como relación donde puedo amar o destruir
El problema de que el fundamento del mundo sea un tú, es que para podernos encontrar con él solo podemos hacer en la libertad de un yo, libertad que engendra en si mismo la posibilidad del pecado, el mal y la muerte.
La libertad es el precio del amor, y es tan infinitamente preciosa que ni todo el mal de todos los tiempos puede jamás hacer más bueno un mundo sin mal pero sin libertad, porque el mal esta limitado, sin embargo la gracia de poder amar y entrar en relación, no solo con las personas, sino con Dios, eterno y sumo bien, es algo infinitamente bueno, y el precio a pagar aunque doloroso, vale la pena para quién ha amado y sido amado incluso finitamente en esta vida… cuanto más cuando conozcamos el amor de Dios sin el velo del pecado y la muerte o más aún, cuando precisamente conocemos el amor de Dios en medio del pecado y la muerte.
La respuesta de la fe
¿Por qué en la actualidad distinguimos entre misión (evangelización) y proselitismo, y rechazamos esto segundo?
Pues precisamente porque somos conscientes de que Dios se revela verdaderamente en cada vida que lo busca de todo corazón, y esa revelación ocurre usando las herramientas al alcance de esa persona que busca a Dios: su tradición cultural, su religión, su entorno. En ese sentido, no necesitamos llevarle a Dios a quien ya lo tiene (y todos lo tienen en deseo, si quieren tenerlo y se ponen en camino).
Pero las religiones que parten del hombre (de su deseo, de su búsqueda, de su necesidad), no pueden aportar la íntima convicción de haber recibido directamente de Dios, ¡y de manera gratuita! la confirmación de su verdad. Esto es lo esencial de la fe cristiana: no enseñar un camino para buscar y tal vez encontrar a Dios, sino el anuncio de que el hombre, cualquiera sea el camino en el que esté, ha sido buscado y encontrado por Dios.
K. Barth dice muy hermosamente «No se trata de imponer y difundir su convicción, la convicción personal del cristiano, sino de testimoniar la fidelidad de Dios con la que él se encuentra en Cristo y con la que, al conocerla, ha contraído la deuda de responder con la fidelidad.»
Si el musulmán, el budista, el animista, el umbanda, el ateo, al que le testimoniamos que hemos sido encontrados, descubre que él también, en su búsqueda de Dios resultó encontrado, ya no será musulmán, budista, animista, umbanda, o ateo, sino cristiano.
Ese descubrimiento es la confesión de que Jesús es Cristo, muerto y resucitado por nosotros, que eleva todo lo débil y aplasta todo lo fuerte.6
¿Eres tú?
El hombre no puede tocar a Dios con sus fuerzas, es Dios, fundamento de toda la realidad quién debía bajar y mostrarse.
Dios se ha hecho muy concreto en Cristo, pero con eso su misterio se ha hecho también más grande. Dios es siempre infinitamente más grande que nuestros conceptos y que nuestras imágenes y nombres. Dicho esto, sin embargo hay que subrayar también, junto con la oscuridad, la claridad de Dios. Desde el prólogo de Juan, el concepto Logos ocupa el punto clave de nuestra fe cristiana en Dios. Logos significa razón, inteligencia, pero también palabra —un sentido que es palabra, que es relación, que es creativo—. El Dios que es Logos nos garantiza la racionalidad del mundo, la racionalidad de nuestro ser. El mundo viene de la razón, y está razón es persona, es amor.
Si Dios no está en Cristo, entonces se sitúa en una lejanía incalculable, y si Dios ya no es un Dios para nosotros, entonces es un Dios ausente y por tanto ningún Dios: un Dios que no puede actuar no es Dios.7
Si Dios no se mostró en Cristo, si Jesucristo no es Dios, Dios no existe ni puede existir.
¿Eres tu el que debía venir o debemos esperar otro? ¿Quién dice la gente que soy? ¿Y ustedes quién dicen que soy?
El Evangelio de Marcos inicia con la frase: Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios
Curiosamente, le falta la una palabra de la formula antigua “ichthýs”, que era usada por los creyentes como anagrama de lo esencial de la Fe:
I-esoús Ch-ristós Th-eoú Y-iós S-oter = Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador
La palabra que le falta es “el Salvador”. No es que se la olvidó, de ninguna manera… la falta de esa palabra es uno de los motores de su evangelio.
¿Qué pasó pues con el título “el Salvador”? Ese no está, ese le compete a cada uno aplicarlo. Jesús no es “el Salvador” en abstracto, Jesús es MI Salvador, y cada persona tiene que hacer ese trabajo de descubrir en la Cruz que ése que es el Cristo de los judíos y el Hijo de Dios de los paganos, es para todos los creyentes, judíos o paganos, el Salvador.
Allí adquieren sentido el anuncio de la tumba vacía y las apariciones del Resucitado, que sólo pueden ser vistas por aquellos que superan el miedo inicial y dejan de lado la incredulidad y el escepticismo… y se sientan con él a la Mesa (Mc 16,14) para recibir de su propia boca el mandato de anunciar el Mensaje a todos los hombres.8
¿Y cuál es ese anuncio?
Que sin importar quien seas, que hayas hecho, quién creas que eres, en el fundamento de tu vida está la inteligencia (el Logos) que te ha creado y amado. Que ha roto la eternidad para entrar y encontrarse contigo.
El anuncio de que en el sentido de todo lo que existe te vas a encontrar con un tú que te sostiene. El sentido del mundo es un tú y ese tú te ha encontrado.
Dios es amor. Dios nos creo por amor y nos saco de la nada para que pudiéramos amar. El amor es la ley suprema del cristianismo.
Nadie tiene amor mayor que este de dar uno la vida por sus amigos. Cuando puedas decir como Yo dije en la cruz: todo esta consumado, todo lo que yo podría haber dado, lo día hasta la ultima gota de Mi Sangre; entonces habrás agotado el significado del verbo amar.9
Amar es mirar como Cristo nos enseño a mirar en la parábola del buen samaritano es comenzar a recorrer el itinerario de su amor: es saber observar a los otros en el fondo de sus almas; mirarlos, no únicamente como individuos aislados, números que integran cuantitativamente una masa, sino distinguirlos cualitativamente por sus características peculiares, por su destino único, irrepetible; ir a encontrarlos sumergidos en sus proyectos vitales, tal vez en su drama intimo, para rescatarlos del anonimato, de la soledad…
Rehacer el gesto de Jesús con la adúltera: unos tienen razón, pero también no la tienen, entonces se pone a hacer dibujitos con el dedo, como indicándole a ella: «no puedo hacer nada por ti ahora, no tengo solución a tu problema, pero estoy perplejo, y eso me pone del lado tuyo… cuando llegue a estar del todo perplejo, del todo fuera de mi mismo, abandonado por mí mismo, abandonado de Dios y humillado, te habré salvado, porque ya no estarás sola.»10
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1 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
2 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
3 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
4 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
5 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
6 Abel Della Costa, ElTestigoFiel.org
7 Introducción al Cristianismo, Joseph Ratzinger
8 Abel Della Costa, ElTestigoFiel.org
9 Rafael Llano Cifuentes
10 Abel Della Costa, ElTestigoFiel.org
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Aunque aun no he terminado de leer todo, claro, me gusta como elaboración sobre la fe, e incluso reconozco muchos rasgos de lo que yo mismo pienso.
Ahora bien... en la introducción a la fe cristiana habría que reservar un destacado capítulo a por qué a ese Dios se le ocurre nada menos que obligarnos a desarrollar la fe en una Iglesia... si hubiera dejado la fe a cada uno, con sus tiempos, con su marcha propia, uvas en la vid pero no en ningún racimo, sino todas colgaditas del tallo, mucha más gente profesaría esa fe.
Pero no, tenía que hacer iglesia... y esa manía de congregarnos la tiene Dios desde que se manifestó como el barbudo Yahvé del desierto hasta el refinado Abbá de Jesús... iglesia, iglesia, siempre asamblea "santa" (por llamarla de algún modo).
Naturalmente, yo siglo la eclesiología oficial, escribo asamblea santa sin comillas, y creo todo lo que debo creer sobre la Iglesia. Y no lo creo porque me obliguen, sino de corazón. Ahora bien, cuando leo (eso sí lo hago por obligación) media página de Infocatólica, o un cuarto de Infovaticana, o un artículo de Sandro Magister, o simplemente escucho un poco algunas cosas que dicen en Radio María, o en el otro extremo, leo a Jesús Bastante o a César Vidal en Religión Digital, me da ganas de comenzar a poner comillas (a ellos les pasaría lo mismo si me leyeran a mí). No me acuerdo cuál teólogo de estos genios de RD dijo alguna vez que su Dios no era el mismo que el de Mons. Rouco Varela... eso es una estupidez, pero leyendo lo que se lee, viendo la fe que se profesa, da muchas ganas de ponerse a decir esas estupideces.
Y es que ahí está una de las claves del asunto: Dios nos hizo asamblea, la congregó como santa antes de que nos santifiquemos personalmente, y no nos aguantamos juntos, pero no podemos (o debemos) vivir separados, como "matrimonio de calabreses malcasados" (Girondo dixit).
Saber que es la fe no es algo que olviden solo los Cristianos, sino que los mismos ateos y agnósticos parecen responder y atacar una religión y dios imaginario, el Cristianismo de los conceptos y no al Cristianismo del Dios vivo.
Tú quita la Iglesia, y te atacarían mucho menos la fe cristiana.
Quizás esté en eso la sutil diferencia entree cristianismo y fe cristiana. La fe cristiana la puedo tener, sentir, desarrollar, escribir, explicar... incluso perder y volver a ganar. Pero el cristianismo, con todo lo de compromisos y transacciones que implican los ismos, con el peligro siempre ahí de convertirse en un mero ideologismo, eso sí que es difícil de aceptar: tengo al lado alguien que corre mi misma carrera, pero yo no gano el premio si él no llega, y el muy cabrón va a su ritmo....
Eso hay que explicarlo con claridad, porque es uno de los temas que más echan patrás a cualquiera que se inicia en esto de ser cristiano.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Elescrito es una amalgama que sigue el orden del primer capitulo del libro de Joseph R, Introducción al Cristianismo. Curiosamente el capitulo que sigue es, la fe en el ambito eclesial.
Creo que lo actualizaré mas adelante. Aunque la verdad mientras más leo a otros católicos (excepto al papa) menos creo que creamos lo mismo
Jajajaja, sí, a veces aparece esa sensación, pero bueno, eso muestra que la unidad de fe no es uniformidad de perspectiva, ni de un montón de otras cosas.
Una conferencia linda de Ratzinger, que recuerdo que en su momento me sirvió, es "Por qué permanezco en la Iglesia". La editó Sígueme, precedida de un libro de más envergadura, "Por qué soy todavía cristiano", de von Balthasar, y por ello mismo quizás el librito de Ratzinger pasa un poco desapercibido, pero es una hermosa meditación. Mira, aquí la tienen publicada en línea, la pondré en la Biblioteca.
Estoy leyendo ahora mismo un libro de von Balthasar pequeño, pero de esas "trombas" que te sacuden espiritualmente: "Quién es un cristiano", con una descripción irónica y descarnada de los distintos motivos para no aceptar la Iglesia, un escrito que es realmente de una gran profundidad. Lo puse en la Biblioteca, si quieres bajártelo.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
En el cristianismo se da la aparente paradoja de que estamos llamados a la más alta santidad, y al mismo tiempo las puertas están abiertas a todos, sin condiciones. Tenemos que ser mejores que escribas y fariseos, celosos cumplidores de la Alianza; ser perfectos, santos y misericordiosos como lo es Dios; amar a todos, incluidos los enemigos; y al mismo tiempo el cristianismo es poder sentarse a la misma mesa de Jesús sin haber hecho ningún mérito para ello; ser amado por Dios antes de amarle nosotros; cobrar lo mismo el de la última hora que el de la primera.
Es, como dice Abel, un "Dios en rebajas" (me parece acertadísima la expresión), porque ¿qué precio podemos pagar en rescate por nuestra alma? Y todo esto en una Iglesia que es a un tiempo santa y pecadora, que toca a Dios y sin embargo está al nivel de los pecadores. Hay una de esas frases de Groucho Marx que, además de graciosas, tiene mucha carga de profundidad: "jamás entraría en un club que me admitiera como socio". Hablamos mucho (y con razón) de lo malo que hay en la Iglesia, pero también tenemos que mirar hacia nosotros y ver que no somos precisamente un dechado de virtudes...y en cambio, esa puerta permanece abierta para nosotros, y desde ahí se nos posibilita tener acceso a Dios antes de haber hecho nada. Sólo desde una Iglesia hecha a nuestra medida, sólo desde un Dios que se abaja hasta nosotros, podemos nosotros acercarnos a Dios y aspirar a algo más que a nuestra propia mediocridad.
Un abrazo.
"(...) el sonido del puro silencio". 1 Re 19, 12
Lo cierto es que el cristianismo, es algo tan descabellado, tan loco, que sólo a Dios se le podía ocurrir; tal vez por eso, no lo entienda nadie, empezando por los cristianos
Y, no me refiero a los misterios, no me refiero lo que apuntaba Jorge, "el amor al enemigo"; el saber que no podemos dar nada en rescate nuestro; pero que hay ya otro que lo ha dado
A mi no me gustan las comunidades, por eso si soy miembro de La Iglesia, es "a la fuerza"; porque no me queda otra, si se pudiera ser cristiana por libre, ahi estaba apuntada yo
Pero luego, por otro lado, es bueno cuando encargas a un amigo, que rece por tí, y uno se alegra de las cosas buenas de los demás, si todo eso, pero también lo que dice Abel, el otro va a su ritmo, que ojo, a lo mejor, es mucho, más rapido que lo que voy yo, y me da vértigo
y, si, a Dios le viene, de toda la eternidad, porque ya con Abraham, tiene la manía de hacerse un pueblo, familia, Comunidad. Que ya vale, Señor, que mejor sería uno, a uno
Y, luego todos esos que te espantan, y se espantan, por cierto, Abel, cuando leí, que leías a Jesús Bastante, hice un salto, y lo que yo leí, fue, "leo a Jesús, bastante", y claro la cosa cambia
Después esta el clero, o una parte, quisiera que fuera pequeña, pero me temo no lo es; y no me refiero a curas pecadores, que eso lo somos todos, me refiero a los que toman al resto de sus hermanos por imbeciles
porque yo, aparte de cumplir con el precepto intención que dejo en el décimo lugar; el domingo voy a Misa, para participar, para oir la proclamacion de la Palabra, para orar.....
El Domingo a punto estuve de salir e ir a otra iglesia, las tonterías del sacerdote, no se le ocurrirían a un niño de 1 año
desde ponerse de modelo
Decir que había que confesar más y comulgar menos, lo que me parece una majadería
hasta que Jesús programo sus tentaciones, eso, si no dijo, si en smarphone, o en la tablet
pero es que hoy llego una amiga de vacaciones, y contaba que el domingo en Alicante, el cura había dicho. ¿Nos preguntamos como el demonio, se atrevió a tentar a Dios?
yo le dije, es que el demonio, no tento a Dios, tento al hombre Jesús, que como todo hombre puede ser tentado; el sacerdote también lo sabía claro esta
y, si mi Dios es el de esos dos curas, que seguro, del que cito yo, puedo dar testimonio es un santo,el otro seguro que también, y creo lo que ellos creen, bueno yo creo todo lo que cree La Iglesia, excluyo a infocatólica, e infovaticana, porque no las tengo por tales, y porque mi cerebro no esta para creer memeces
y, voy tomando tierra, no será que hemos perdido mucho el tiempo, en farolillos de colores, que le hemos dado importancia a lo que no lo tiene
porque cuando en un sitio cristiano, o cuando una persona cristiana en lugar de citar la Biblia, los Padres de la Iglesia, Los Doctores, cita a la vidente tal, o cual, la aparición tal: o si cita un Concilio, lo hace sesgado para oponer a la Enseñanza de la Iglesia, como si ellos fueran los que estuviesen al frente de La Barca, algo huele a podrido, y no en Dinamarca precisamente
Tal vez tendriamos que volver todos al Catecismo, retornar a los origenes, volver a Galilea, para encontrarnos de nuevo con Jesús
Un abrazo
Maite
"También fue dicho, no tentarás al Señor tu Dios"
Muy bueno, Maite. Me detengo sólo en una frase de lo que dices, ni siquiera en una frase central:
El Domingo a punto estuve de salir e ir a otra iglesia, las tonterías del sacerdote, no se le ocurrirían a un niño de 1 año
Es que me hizo acordar a un escrito de von Balthasar que estoy leyendo, y en el que se pregunta "qué significa "practicar la fe", ser un "cristiano práctico"? Y da una respuesta larga y muy razonada, pero cuando comienza dice algo interesante:
["practicar" en el sentido de "cumplir con el precepto dominical"] Es, quizá, más bien un síntoma: que él fundamentalmente responde por su ser cristiano. Cabe preguntar si es síntoma de salud o de enfermedad. Sería lo segundo si alguien considerara el cristianismo como una compañía aseguradora del cielo y pagara la cuota mínima; sería lo primero si fuera consciente de que su ser cristiano, para mantenerse, necesita de este acto periódico de autodisciplina que, a la larga, no es sacrificio pequeño. Por ejemplo, oír domingo tras domingo un sermón que molesta. En ese sacrificio hay un notable valor de confesión de fe... (Qué es un cristiano, cap. "¿Qué significa «practicar»?")
Nunca se me había ocurrido ver en esa "aridez celebratoria" un aspecto de "confesión de fe"... no es lo más importante, por supuesto, pero es interesante.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Lo bueno, o lo malo del caso, es que yo podría haber ido a otra iglesia, más o menos se como es elsacerdote en cuestíon, monotemático, insultando, poniendose de modelo; por ejemplo La Coruña, es una ciudad pequeña pero no un pueblo, hay muchas iglesias; a cinco mínutos de mi casa hay 2; y, a 7 hay otras 2, eso por no hablar de las que están más lejos sin necesidad de transporte que estan a 15 mínutos
quiere decir que cualquiera puede confesarse en la iglesia que sea, y, que el sacerdote no puede deducir que la gente, comulga y no se confiesa, no se confesarán con él, pero hay más
y, me estoy saliendo del tema, pude ir a otra iglesia, pude incluso salir, pero no me gusta hacerlo, e ir a otra Misa, en lugar de eso, desconecte en la homilia, todo lo que pude, y, aproveche para leer en el misalito de Edibesa, el evangelio de cada día, "mini reflexiones del Papa"
y, fijate ahi, "El Espíritu Santo, vino, y el bueno del curita que había dicho de todo, hasta que Jesús programo sus tentaciones, ese mismo dijo, aunque él después lo estropeara, "Silencio, necesitamos, Silencio, porque con tanto ruído, no se puede oír a Dios, su Palabra, apagar la tv, con la tv encendida no se oye..."
esa referencia al Silencio interior, valió la pena que no me hubiése ido; después volvería a la antología del disparate
y de aqui voy a lo que dice Von Balthasar
y lo hago desde mi experiencia creyente, que ha tenido de todo, menos noches oscuras, porque no había que oscurecer, más que mis tontás
de niña iba a Misa, con el velo, esa etapa, como no pertenezco al grupo de los que no mamában los viernes, pues sencilla, miraba por medio de las manos, si veía a Jesús bajar por una escaleritas que había en el Sagrario del Altar Mayor, y, meterse en La Hostía, y en el Cáliz, no lo veía porque Jesús es más rapido
vino la adolescencia, me transforme en mujer rebelde, y decidi, sacarme los pendientes hasta que los hombres los llevasen, porque eran señal de sumisión femenina
y, lo que interesa aquí, ir a Misa
los domingos si llovía, o hacía frío
pero también si había examen cerca, o tenía algo que pedir
es decir tenía a Dios por empleado
Naturalmente yo era "una cristiana formada, formada en la ignorancia"
confesar una vez al año, o más tarde, pero confesar si, porque si no me iba al infierno, una ancecdota, yo sólo me confese por causa del cine, 2 veces, una fue por el Exorcista, porque la fue ver, cuando tenía que estar en las clases de recuperación, que pagaba mi madre, y le desobedeci
La otra fue, cuando vi el Coloso en llamas, llevaba 3 años o cerca sin confesar, el fuego del Coloso me recordo "el infierno", y, baje desde arriba de todo, en el cine, con mis tacones que usaba entonces ahora sólo el pensarlo me da vértigo, y me fui a confesar
pero todo más o menos seguía igual, puede que un tiempo fuese con más regularidad a Misa, regularidad dominical, pero no le veía el sentido
hasta que Dios puso en mi vida, a una profesora de Religión, una mujer que me hizo despertar, ya no era un juego, a partir de entonces, a veces no me apetece ir a Misa, decir lo contrario sería mentir, pero no la dejaría, y si lo hago me siento mal, no por el infierno, si no, porque ahora sé que es perderme, lo mismo que tuvieron los 12, es que cuento que estaba La Mamá, en el Cenáculo, con el Resucitado
Sé que tras cada Eucaristía, puedo decir, incluso si no comulgo fisicamente, " hemos comido y bebido con Él después de Resucitado"; por eso no soy de Misa diaria, pero si voy a Misa muchos días por la semana, sobre todo, es un modo de vivir el tiempo lilturgico
Asi en Cuaresma, si puedo salvo los lunes, voy todos los días, y, ahora sé que Dios no me debe nada, soy yo, la que estoy en deuda infinita con Él, por invitarme al banquete de su Hijo, que es Quien tiene que pagarle
Seguro que me sali, del tema
Un abrazo
Maite
"Señor que tu Misericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de Tí"
No, no, precioso lo que cuentas, Maite... tantos años que estamos en la red juntos (entre los 14 de ETF, y que nos habíamos conocido de antes, Catholic.net, Aciprensa) y hay muchas cosas nuestras, cotidianas, que desconocemos.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)