Sí! esa misma. Según leí, lo de las tormentas también es por asociación con la muerte imprevista, aunque más bien es posible que provenga de lo del padre, al que "partió el rayo". En todo caso una de las cientos de representaciones que tiene es con un rayo o en la mano, o al lado de ella.
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«Mira el amanecer: la luz vence muy lentamente a las tinieblas» (San Isidoro abad)
Se acuerdan de Santa Bárbara solo cuando truena.
Aquí se la asocia a una de las deidades de la santería (Changó) y del candomblé.
De hecho, creo que su desaparición del santoral tuvo algo que ver con eso. Aquí está en todos lados la pobre, a la entrada de negocios, de clínicas (¡!)... en altares llenos de frutas y cintas y vasos con líquidos indescifrables. Su imagen ahi parada, sosteniendo un cáliz con la Eucaristía.
Quien ha visto una tormenta tropical, sabe de lo intimidantes que pueden ser, y lo que pueden asustar los rayos. Se hacen las oraciones implorando su protección en medio del despliegue pirotécnico. Debería ser la Santa para aprender a rezar rápido.
No sé si desapareció o no del santoral.
Aquí siempre ha sido patrona del pueblo.
Como le cantamos, aquí tiene la palma y la corona por don. Y a sus pies una torre.
Ahora mismo no recuerdo bien si lleva en una mano una cosa de esas para exponer al Santísimo (que no sé cómo se llama).
En un pueblo vecino tienen una ermita dedicada a Abdón y Senén.
Toda tormenta lleva pedrisco.
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Cuando te quieran jugar un darwinismo existencial, huye;
el manso hereda la tierra, no el alpinista espiritual y social.
Gondim
Gerad ¿Te refieres a la custodia ?
Porque Él mismo ha manifestado: «ni te soltaré ni te abandonaré»
Supongo. Sí.
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Cuando te quieran jugar un darwinismo existencial, huye;
el manso hereda la tierra, no el alpinista espiritual y social.
Gondim
Claro, en donde se coloca la hostia. Se lellama también ostentorio, del latín ostentare que significa mostrar.Todos los días se aprende algo,eso es lo bueno, no?
Porque Él mismo ha manifestado: «ni te soltaré ni te abandonaré»
Eso es.
La imagen de Sta. Bárbara de mi Parroquia tiene ésta un ostantorio y una palma (hoja de palmera) en sendas manos, la corona debe llevarla puesta y una torre que le llega a la cintura al lado como las torres moras que temenos de planta cuadrangular.
Ah! Me parece que lleva coraza. Hablo de memoria.
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Cuando te quieran jugar un darwinismo existencial, huye;
el manso hereda la tierra, no el alpinista espiritual y social.
Gondim
Bueno, hay estampitas donde está con un cáliz y la hostia encima, en vez de una custodia, pero el valor simbólico es el mismo. La torre es porque el padre, ya que era muy linda, la encierra en una torre mientras decidía a qué pretendiente se la dejaba (supongo que al mejor postor), sin anoticiarse de su voto de virginidad.
La palma y la corona, desde luego, es por el martirio, ése es un atributo de todos los mártires. En un cuadro hermoso, que no recuerdo el autor, pero si lo encuentro lo pego aquí, se ve a ella a punto de ser degollada y dos angelitos (muy barrocos) llevando uno la corona y otro la palma, ya en actitud de coronarla, estña muy bien pescado ese instante en que va a morir.
Lo de la santería que dices, Elena, es cierto, pero si hubiera que sacar del calendario todos los santos que la santería asocia a sus divinidades, nos quedaríamos sin los más importantes. No sabía que Changó era santa Bárbara, tenía idea que Changó era una divinidad masculina, y asociado a San Juan (Bautista), pero a lo mejor hay variantes, lo que te digo es para Bahía, y aparece en muchas canciones del norte de Brasil (me viene a la mente "ay, sao Joao, Xangó menino, / da fogueira de sao Joao,/ quero ser sempre o menino, Xangó,/ da fogueira de sao Joao...").
Pero tranquilo por tu pueblo, Gerardo, que santa Bárbara volvió al calendario, así que no seréis arrasados por una tormenta eléctrica...
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«Mira el amanecer: la luz vence muy lentamente a las tinieblas» (San Isidoro abad)
Sobre, los santos lindos, hay un pobre, santo, que me temo, será de los que corrieron del santoral. San Pancracio, al que no hay taller, tienda, así, sean más ateos, que Stalin, que no tengan, la susodicha imagen, lo invocan, para el trabajo, para la lotería, le pasan el décimo, por la espalda, para la salud, para todo, no, sé si será porque según la leyenda, se lo zampo, un ascendiente de Ciro; que lo ponen, con su hojita de perejil, a los demás santos, les ponen velas, y flores, a, este pobre, perejil, “ pobrecito”
Sobre Santa Bárbara, es también patrona, del cuerpo de artillería; y de los fabricantes de armas; de hecho la fabrica de armas; al menos en Coruña, se llama; “ de Santa Bárbara”.
Por cierto, es posible que sea, una “ cristianización, a lo bruto, de la diosa Minerva, y otras deidades guerreras”
Y, no se olviden de San Jorge, patrón de floristas, y libreros, el que mato, al dragón
Un abrazo
Maite
“ no envidiéis al que obra mal”
Hay dos capítulos colaterales a la vida de los santos que sería hermoso dedicarse a investigarlos, claro que hay que disponer de tiempo y realmente trabajar en ello, no se puede ir a la apurada: la cuestión de la traslación de las reliquias, y la cuestión del cómo y por qué de los patronazgos.
Con respecto al traslado de las reliquias, hay un estupendo investigador en la enciclopedia italiana Santi e Beati, Antonio Borrelli, del que tomo mucho material para nuestro santoral, pero a veces recorto un poco la cuestión de las reliquias, porque como es lo que más le interesa, termina yendo a un detalle que pierde sentido si no se está buscando específicamente ese dato: que el brazo del santo en tal año fue llevado por tales a tal pueblo, y allí el dedo meñique lo adquirió el Abad de tal lado, etc.....
Nosotros nos jactamos de la exactitud de laboratorio en las ciencias modernas, pero hay que ver las que se gastaban en el medioevo para documentar con exactitud cada paso que daban las reliquias... sólo que les interesaba el meñique del santo en vez de la disección del conejo, pero la pasión por la documentación es la misma.
Lo de los patronazgos es más dificil de establecer, ¿por qué tal santo tiene tal patronazgo? y eso que en las hagiografías actuales sólo figuran los patronazgos más extendidos o universales, pero a veces un santo tiene el patronazgo de una región determianada, y nada de lo que allí ocurra se le escapa. Hoy buscaba material sobre un santo papa, y de paso me puse a releer un poco esa etapa tan interesante que es la anterior al 314; entre ellos leía la pequeña biografía de san Cornelio. Copio la parte pertinente a su patronazgo:
«Hasta el siglo XIX san Cornelio fue objeto de un culto muy vivo, particularmente en Renania y en determinadas regiones de Bélgica. Era el patrono protector de los rebaños y el Santo al que se recurría para que curara las enfermedades nerviosas. ¿Qué hechos hubo en su vida para que se le adjudicara esa doble misión?
Vale la pena contar de una relación tan curiosa.
En Bretaña, los ganaderos paganos adoraban a un tal Corneno, un horrible ídolo con cuernos. Los misioneros de la región de Carnac no lograban alejarlos de esa superchería y que se convirtieran al catolicismo. Basándose en el sabio principio de que nunca se termina de suprimir lo que no se reemplaza, eligieron de entre la relación de santos cristianos el nombre que tenía más posibilidades de sustituir a Corneno. Y el escogido fue Comelio: no eran tiempos para que los bravos bretones se fijaran en cuestiones de ortografía... aunque quedaba el problema de los cuernos, que, como es natural, no cabían en la figura de un papa. La solución consistió en que, en lugar de ponerlos en su cabeza, se los pusieron en las manos. De ese modo aceptaron los bretones a san Cornelio y le confiaron sus ganados. En cuanto al segundo patronazgo del santo, surgiría en la Edad Media.
En aquella época se intentaba calmar a los epilépticos haciéndoles oler aromas imposibles, como por ejemplo la de cuerno quemado. Siendo así que a san Cornelio se le representaba con un cuerno en la mano, se hizo de él una especie de caja mágica para sanar toda clase de enfermedades nerviosas. Sin investigar con mayor detenimiento la relación entre ambas cosas se le «confió» la mencionada especialización suplementaria. Y todavía hoy, en el día de la fiesta, el 16 de septiembre, los cristianos de la región llevan a sus familiares afectados de convulsiones para que sean bendecidos por los sacerdotes de la parroquia. (El bueno de Cornelio, sin duda rendido ante la fe de los que invocan su favor ante Dios, les corresponde con su intercesión). («Los Papas, de San Pedro a Juan Pablo II», de Jean Mathieu-Rosay, Rialp, Madrid, 1990)»
Y aquí va la estampita para ilustrar lo que cuenta Mathieu (agrandando la imagen quizás se vea mejor el cuerno en la mano);
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«Mira el amanecer: la luz vence muy lentamente a las tinieblas» (San Isidoro abad)
Tres hurras por san Cornelio el de los cuernos!
Dios: Corni, te han puesto cuernos para que cuides el ganado.
Cornelio: Hombre, Dios, algo de pastoreo he aprendido siendo Papa. Y estas ovejas son más dóciles. Pero lo del cuerno quemado, qué me dices?
Dios: No hago yo los milagros? Déjalos en sus rogativas y romerías.
Cornelio: Jo! Si no oyeran, igual perderían la Fe.
Dios: Ya estás con tu ironía.
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Cuando te quieran jugar un darwinismo existencial, huye;
el manso hereda la tierra, no el alpinista espiritual y social.
Gondim
jajajajaja
Es más fácil perder la fe leyendo la historia del papado que la de los patronazgos...
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«Mira el amanecer: la luz vence muy lentamente a las tinieblas» (San Isidoro abad)
En realidad continúo día a día encontrando santos "lindos", sólo que a veces es difícil parar el trabajo del santoral, que sigue complicado, para traer al foro tal o cual personalidad que me ha llamado la atención.
Pero hoy hay dos que quisiera comentar, uno es san Porfirio de Gaza; les recomiendo que lean toda su hagiografía, preciosa, además contada por el Butler -a mi gusto el mejor libro de hagiografías que se ha hecho-. De este santo destaco sólo que como no quería que lo ordenaran obispo (la mayoría de los santos obispos no quieren ser obispos...), el obispo Juan de Cesaréa -cuenta Butler- «ordenó a unos ciudadanos de Gaza que sujetaran a Porfirio, y le consagró obispo ahí mismo». ¡Y que no le vayan con la validez del sacramento y "detalles" por el estilo!
La cuestión es que una vez ordenado fue un obispo completamente entregado a su misión.
Pero lo más lindo de hoy es un "elogio del santo" que escribió san Bernardo (de Claraval), a propósito de un santo local, el eremita san Víctor de Arcis-sur-Aube, pero que lo mismo puede valer para cualquier santo
«En el cielo ve ya a Dios a la plena luz de la revelación; pero su gozo inmenso no le hace olvidarse de nosotros. Víctor no habita en un mundo de olvido. El cielo no endurece ni estrecha los corazones, sino que los hace más tiernos y compasivos; no aparta ni distrae el pensamiento de nosotros; no disminuye, sino que aumenta el efecto y la caridad y hace que los bienaventurados se apiaden de nosotros. Aunque los ángeles contemplan el rostro del Padre, no por ello dejan de visitarnos y asistirnos continuamente. ¿Cómo, pues, podrían olvidarnos aquellos que convivieron con nosotros y que nos ven sufrir lo que ellos sufrieron antes que nosotros? ¡No! Yo sé que el justo me espera hasta que Tú me des la corona. Víctor no es como el copero del faraón, que olvidó a su compañero de prisión [Gn 40,22]. La estola de gloria que lleva sobre los hombros no extingue su misericordia ni el recuerdo de nuestras penas».
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«Cristo dijo en el Evangelio: Yo soy la verdad, y no dijo: Yo soy la costumbre» (San Libosio, obispo y mártir)
Perdón, el "hoy hay dos" se refiere al 26 de febrero, que es la fecha que estoy haciendo esta noche.
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«Cristo dijo en el Evangelio: Yo soy la verdad, y no dijo: Yo soy la costumbre» (San Libosio, obispo y mártir)
«Que te da y te quita...»
Esto de que Santa Rita te da y te quita, no es algo exclusivo de la santa, es más, lo aprendió del propio Dios, que le dio lo que más quería, entrar en vida religiosa, pero quitándole todos los hijos, y dándole esa horrible llaga que la hacía rechazable a los que la rodeaban.
En fin, que a veces los dones de Dios son para presentarlos en la ventanilla de devoluciones. Así le pasó a otro de mis «santos lindos», uno que apenas conocí ayer, pero que me enamoró: san Salvador de Horta, un franciscano español que terminó sus días en Italia, porque de tantos dones que recibió, tenía que andar huyendo de convento en convento. Es que el pobre cristo ¿qué desgracia tuvo? pues... ser taumaturgo, tener el don de hacer milagros. Cualquiera de nosotros pagaría por tener algún don así, pero éste es santo de verdad, así que los dones lo han hecho sufrir hasta el hartazgo, como no puede ser de otra manera, si ser santo quiere decir que se haga visible a través de uno, un Dios que murió en la cruz.
Eraan tantos los milagros que hacía, pero no proponiéndoselo, sino porque le salían, que levantaba ampollas dentro y fuera de la Iglesia, pero parece que más dentro, así que concitó la atención no sólo del pueblo, que lo veneraba, sino de la Inquisición, que lo perseguía de pueblo en pueblo, con sospechas de posesión demoníaca, y todo lo que ello trae.
El había querido ser un hermano escondido, y para ello entró, como último de los últimos, a los franciscanos... pero Dios decidió jugarle la mala pasada de que, allí donde iba, no podía dejar de hacer milagros espectaculares. La Orden lo trasladó de convento en convento, hasta que terminó sus días, sospechado y, ahora sí, escondido, en Cerdeña. Pero después de muerto siguió haciendo milagros, y así es uqe hoy, que han caído en el olvido con la mayor de las justicias los nombres de quienes lo acusaron y sospecharon, su nombre ha quedado escrito para siempre en el cielo.
MUrillo (¡ay, cómo me gusta Murillo!) inmortalizó las «dos iglesias», que son una sola Iglesia, la de los llenos de Dios, y de la de los llenos de vaya a saber qué, en un cuadro que se llama, precisamente, «Salvador de Horta ante el Inquisidor de Aragón», obra de 1645 que aquí dejo, como la mejor apostilla a este "santo lindo":
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«Cristo dijo en el Evangelio: Yo soy la verdad, y no dijo: Yo soy la costumbre» (San Libosio, obispo y mártir)
Estoy disfrutando con este hilol... Y este cuadro... ¡sin comentarios! pues se dice él solo...
¿A quién iremos, Señor? Solo tú tienes palabras de vida eterna
Yo tambièn disfruto mucho este hilo!
Me encantan algunas anècdotas, como esa de Santa Brigida que curò a una monja ciega y luego la monja le pidiò volver a quedar ciega, o la de la hermana de San Benito que rezò a Dios para que su hermano se quedara esa noche con ella, y vino una tormenta tan fuerte que no pudo salir del convento.
El cuadro impagable, si.
Contra los "santos nuevos" no tengo nada, ¡todo lo contrario!, espero que las Josefas del Corazón de Jesús y la Santísioma Anunciación de la Cruz Redentora y del Santo Monte recen por mí, y los Franciscos de la Anunciación de los Corazones Traspasados de María, Jesús y José también lo hagan; lo único malo que tienen es la época en la que nacieron y vivieron: una época que no sabe "contar la santidad".
Nos reímos de las hagigrafías legendarias antiguas, de esos santos que no mamaban la teta los viernes, por el ayuno; y es verdad que hay mucho disparate, pero la impresión que me queda en general es que si uno escoge con cierto cuidado las fuentes, lo que va a leer, el disparate se reduce al mínimo. Pero con los santos nuevos hay un grave problema de fuentes: nacimos en una época que teologiza y teoriza sobre la gracia, pero que no cree en la gracia, así que nadie te cuenta lo único que importa en un santo, que es la historia de la Gracia en ellos.
Tengo que sacar sus biografías (porque no son hagiografías, sino biografías, sólo cuentan lo que hicieron ellos, no lo que Dios hizo en ellos), y naturalmente suelo hacerlo del sitio del Vaticano. La ventaja es que, a pesar de ser un único sitio, son muchos estilos, porque cada santo está acompañado de la biografía redactada por los de su congregación, su fundación, etc. La desventaja es que, fuera de ellos, no hay otros lugares donde buscar.
Un ejemplo: tomemos al beato Juan Nepomuceno Zegri y Moreno, presbítero, muerto en 1925, e inscripto en el santoral el 17 de marzo. Éste es el comienzo de la biografía tal como está en el sitio del Vaticano:
«Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno, fundador de la Congregación religiosa de las Hermanas Mercedarias de la Caridad, nació en Granada, el 11 de octubre de 1831, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, don Antonio Zegrí Martín y doña Josefa Moreno Escudero, le dieron una esmerada y cuidada educación. Forjaron su rica personalidad en los valores humano-evangélicos, haciendo de él un verdadero cristiano, comprometido con la causa de Jesucristo y de los pobres, desde su juventud. Fue un excelente estudiante y una gran persona. Cursó estudios de humanidades y de jurisprudencia, destacando por su inteligencia, pero, sobre todo, por su gran humanidad y por una intensa vida cristiana: dedicado a la oración y a la caridad con los pobres.»
Notemos que es el primer párrafo, ¡y ya no queda nada por hacer en su vida, más que fundar y ser beatificado! es todo, de partida, tal cúmulo de perfecciones naturales, que Dios realmente puede tomarse un descanso sabático.
Veamos ahora un ejemplo más antiguo: estoy recopilando la hagiografía de san Cutberto (20 de marzo), que tomo del Butler, que se basa (en este caso) en las hagiografías contadas por san Beda el Venerable (s. VIII), y narra así los inicios de la vida del santo:
«La primera noticia que tenemos acerca de él data de cuando tenía ocho años y estaba al cuidado de una viuda llamada Kenswith, a la que miraba como madre y quien lo trataba como hijo. Era entonces un jovencito sano, vivaz, gracioso y el cabecilla de los chicos de la región, a todos los cuales podía vencer en las carreras, saltos y luchas. Un día, en medio de sus juegos, un chico se echó a llorar exclamando: «¡Oh, Cutberto! ¿Cómo puedes perder el tiempo en juegos inútiles, tú, a quien Dios ha escogido para ser sacerdote y obispo?» Estas palabras hicieron una impresión tan profunda en su alma que, desde aquel momento, empezó a comportarse con una madurez impropia de sus años.»
Notemos que tampoco escatima elogios humanos del santo (sano, vivaz, etc), pero como lo que él quiere contar y nosotros queremos saber no es qué lo hace "un buen tipo" sino por qué es santo, inmediatamente introduce la cuestión de cómo Dios aparece en su vida: es la gracia la que lo pone en carrera, no sus propias disposiciones.
Me dirán que la anécdota del chico que llora y le dice esa frase es posiblemente falsa: es cierto, quizás sea literalmente falsa, y sólo resuma un proceso interior del santo, de comprensión de su llamada religiosa. Pero el párrafo inicial de la biografía del beato no es menos artificial, y se pierde de introducir la cuestión de fondo.
Creo que algo se nos perdió en el camino, no sé bien qué es, pero será muy difícil que la cristianadad pueda levantar la cabeza si primero no recupera -dentro de sí misma y no en el mundo ni en relación con el mundo- eso que ha dejado caer.
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«Cristo dijo en el Evangelio: Yo soy la verdad, y no dijo: Yo soy la costumbre» (San Libosio, obispo y mártir)
En los santos de hoy encuentro a San Gregorio y he disfrutado de su hagiografía. Realmente muy bien hecha.
Me ha llamado la atención este párrafo que transcribo:
Los escritores modernos se han preguntado si los Diálogos podrían ser obra de una persona tan equilibrada como san Gregorio, pero la evidencia en favor del autor parece concluyente; además debemos recordar que era aquella una época de credulidad y que cualquier cosa extraordinaria era inmediatamente elevada al nivel sobrenatural.
...Y me pregunto: ¿Sólo era aquella época la de la "credulidad y que cualquier cosa extraordinaria era inmediatamente elevada a nivel sobrenatural? ...Y añadiría: "o ¡infernal!"
Por el resto he disfrutado mucho leyendo.
Te felicito, Abel, y me felicito de que seas tú quien está componiendo el santoral.
¿A quién iremos, Señor? Solo tú tienes palabras de vida eterna
¿Cuántas veces y con qué obstinados signos Dios muestra su voluntad? la pregunta no es fácil de responder, y si no, aquí va el pobre Gualterio o Walter, un abad del año 1000, cuya vida, además de santa, resulta bastante cómica:
«Algún tiempo después, se estableció una nueva comunidad monástica en Pontoise, cuyos monjes eligieron como su abad a Walter, y el quinceañero rey Felipe I le consignó la cruz abacial. El monasterio estuvo originalmente dedicado a San Germán, obispo de París y luego a San Martin; y se regían por la regla de San Benito.
Hacia el 1072, por una cierta inestabilidad en el comportamiento y algunas dificultades encontradas, Walter dejó la dirección del monasterio y se presentó como simple monje en la abadía de Cluny, guiada por el abad san Hugo. Pero los monjes de Pontoise encontraron al fugitivo y lo convencieron para que volviera a ser su guía. Tras esto, añorando la vida eremítica, llevó durante un tiempo vida solitaria en una cueva cerca del monasterio; luego huye nuevamente y se dirige a una capilla dedicada a los santos Cosme y Damián, en Tours, donde establece una vida de consejo y apoyo a los habitantes del lugar que van a visitarlo. Sin embargo, reconocido por un peregrino, fue de nuevo encontrado por los monjes de Pontoise; en este punto Walter decidió ir a Roma, a ver al papa para pedirle ser liberado de esta obligación abacial, pero para su sorpresa, el Papa Gregorio VII ordenó que regresara y no dejara más la abadía, bajo pena de excomunión.»
De la vida de san Gualterio o Walterio, 23 de marzo.
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«Cristo dijo en el Evangelio: Yo soy la verdad, y no dijo: Yo soy la costumbre» (San Libosio, obispo y mártir)