No me gusta la redacción de la pregunta, pero el tema en sí es interesante y creo que se puede aprender mucho de ello.
La escena que mencionas está narrada en dos lugares: 2Re 22-23 y 2Cro 34-35; hay algunas diferencias interesantes entre ellos, fruto de la elaboración teológica de cada corriente que dio lugar a esos respectivos textos, pero en lo fundamental coinciden: con trazos muy vivos muestran la decadencia a la que había llegado la vida de fe de este pueblo, de modo que el propio templo de Jerusalén estaba en ruinas y ocupado por cultos idolátricos. Al realizar la limpieza y reparación del templo encuentran un ejemplar de la Ley, y cuando lo leen en presencia del rey Josías comprueban hasta qué punto estaban fuera de la órbita de la voluntad divina. Tomando como base ese libro, Josías emprende una reforma religiosa de calado, quizás la más importante de toda la historia de este pueblo. Esa reforma la denominamos (nosotros) "reforma deuteronomista", e identificamos el libro descubierto con el núcleo del Deuteronomio.
Conviene aquí distinguir entre los supuestos del texto, qué imagina el texto que ocurrió y qué significado tuvo, y nuestros supuestos, qué imaginamos nosotros que ocurrió, con base en los escasos datos, y la lógica y la analogía históricas.
Vamos a lo primero:
En ningún momento dice que esa ley sea nueva ni de reciente redacción, más bien da por supuesto que la Ley de Moisés está contenida en un libro, y que ese es el libro hallado en el templo en el 621, en ese libro se establecen los valores religiosos principales de ese pueblo, conforme a los cuales deberían organizarse para llegar a ser verdaderamente el "pueblo de Dios". Esos valores comienzan por la unidad y unicidad de Dios: "Escucha Israel: Yahvé, nuestro Dios es el único Yahvé" (Dt 6,4). Ese Dios Uno, reclama una ley Una, un rey Uno, un pueblo Uno, un templo Uno.
Este puñado de valores fundamentales permiten juzgar, incluso en retrospectiva (¡no se supone que la ley esté escrita en ese momento, sino sólo hallada entre las ruinas de una religión mal practicada!) el fracaso de Israel y de Judá: no fueron capaces de cumplir con esos cinco pilares de la fe bíblica, y Dios los entregó a su corazón obstinado. "El camino de los impíos acaba mal..." como dirá el Salmo 1, escrito bajo la misma impronta de la reforma de Josías.
Así que el texto te responde con claridad a tu primera pregunta:
"Pero, entonces ¿desde cuando los judíos vivían a su aire, sin Ley, ni Dios ni amo?" La propia Escritura traza la historia de la infidelidad de este pueblo, que arranca ya en el desierto, así que no hay nada de chocante entre tener una Ley, y una ley que es divina, y ser un pueblo sin-ley. Venían de una seguidilla de reyes impíos, el abuelo de Josías fue el llamado por la Biblia "el impío Manasés", el peor de todos en una serie con mucha competencia, así que no veo dónde hay contradicción entre constatar que es un pueblo que vive como si no tuviera ley, y que tuviera una ley preciosa que no escuchaba ni cumplía.
"Y, cuando aparece, ¿nos tenemos que creer que fue el texto escrito por Moises?" Bueno, el texto no aclara quién escribió esa ley. Toda la Biblia, AT y NT dan por supuesto que la Ley tiene su origen humano en Moisés, pero la verdad que no se aclara (ni se niega) que la haya escrito él. De hecho, la representación de Moisés como escritor de la ley es bastante posterior, es de tiempos rabínicos ya, es decir, de tiempos del cambio de era.
Realmente no se habían planteado la cuestión. No lo podemos juzgar con nuestra mentalidad, que supone que siempre podemos disponer del libro normativo, original, y la copia es, por tanto, fiel o infiel a algo que puedo verificar y constatar. Tenemos guardado el ejemplar de la Constitución que firmaron los padres constitucionales, etc. Pero cuando no existe esa realidad, es decir, la realidad de un original normativo, el modo mismo de ver las cosas es distinto; se entiende que hay una transmisión fiel a lo que nosotros llamamos el "espíritu" de la Ley (es decir, su esencialidad) a través de los hombres encargados de ello en la comunidad: maestros de la ley, escribas, generalmente vinculados a círculos proféticos o sacerdotales. Así que para el texto no hay contradicción entre suponer que esa es la Ley de Moisés, y que sea un ejemplar de reciente factura. El hombre antiguo es mucho menos "legalista" de lo que nosotros lo imaginamos.
Vamos a lo segundo:
Josías enfocó su reinado ya con un impulso reformista, de la mano de los sacerdotes del templo de Jerusalén, esto es independiente y anterior al hallazgo del libro de la Ley. En el relato de 2Reyes quizás no queda tan claro, pero en el de 2Crónicas se aclara que las reformas, no sólo edilicias, sino sustanciales, de organización de la religión en torno al Dios único que reclama un templo único, abolición de la idolatría, etc. comenzaron en el año doce de su reinado, es decir, seis años antes del hallazgo de la Ley. El hallazgo de la Ley viene a confirmar el proyecto reformista, y a darle aprobación divina.
¿Qué libro encontraron? No el Pentateuco, que es lo que luego se llamó La Ley, pero que es redacción final del tiempo de Esdras, dos siglos más tarde, sino algún núcleo de esa Ley. Desde el siglo XIX se lo suele identificar con el Deuteronomio; aunque no exactamente con el Dt que nosotros conocemos, sino con algunos capítulos que constituirían su primera formulación: Dt 6-28. En ellos pueden verse los principios que parece ser que rigieron la reforma de Josías; de allí que nosotros la llamemos "reforma deuteronomista".
¿Se trata de un fraude piadoso, es decir: escribieron los principios de la reforma y luego los "encontraron"?
Es imposible decidir si sí o no a esto, pero la verdad que si lo piensas un poco: la reforma de Josías ya había empezado, no parece que le temblara el pulso para hacerla, tenía consenso y poder suficiente, y estaba en un momento de "impasse" histórico entre un Egipto débil, y un poder mesopotámico que aun no había llegado hasta allí (llegará enseguida: Babilonia), así que no creo que necesitara recurrir a ningún fraude piadoso, su reforma se sostenía con o sin libro hallado, que es lo que tan bien refleja el relato de 2Cr.
Lo que posiblemente ocurrió es que es comprensión de la voluntad divina, centrada en la unicidad de Dios, no es un descubrimiento personal y aislado del joven Josías ("El año octavo de su reinado, siendo aún joven, comenzó a buscar al Dios de su antepasado David", 2Cr 34,3a) sino parte de un movimiento que se vendría gestando entre los sacerdotes y el escaso pueblo fiel desde, quizás, los tiempos de la caída de Samaría en el 721 (por poner un hito que habrá llevado a muchos de Judá a ponerse serios con un Dios que iba en serio). Ese lento y soterrado movimiento de fidelidad, que descubre que la unicidad de Dios no es un enunciado teórico sino algo bien práctico, quizás haya producido la redacción de la Ley que quedó en el templo, olvidada, y que es el ejemplar que el sacerdote Jilcías encuentra en los trabajos de restauración. La teoría del fraude piadoso, que es bastante frecuente entre los especialistas, suena a teoría de la conspiración, es decir, una simplificación de un proceso mucho más humano, y mucho menos racionalizable, pero más real.
Creo que a esta altura ya no hace falta aclarar que Moisés no escribió ninguna Ley, Moisés "legisló" conduciendo, guiando y formando a un pueblo, y dotando a ese pueblo de unos valores fundamentales centrados en el seguimiento de un Dios que marchaba al frente de ellos. Un Dios cercano y a la vez absolutamente trascendente.
La Ley escrita surge a lo largo del tiempo, adaptando esos valores fundamentales y fundacionales a las condiciones de cada época, e incluso a las nuevas instituciones que van surgiendo, como la monarquía, que por supuesto es impensable en relación a Moisés, o al templo, que ni se lo hubiera podido plantear Moisés.
La Ley se va amasando lentamente en los círculos proféticos, que descubren los modos concretos de ser fiel al Dios de la Alianza. Y cuando está consolidada, escrita, fijada y en gran medida fosilizada, viene el Hijo, tras la serie de los profetas (Heb 1,1) a darla patas para arriba y escribirla en los corazones. Tarea que aun no ha terminado.