Vaya por delante que la comunión va intrínsecamente unida a la celebración de la misa, así que debe evitarse dar y recibir la comunión fuera de ella. Excepto, naturalmente, en el caso de que el fiel no pueda acudir a la celebración eucarística, como es el caso de los enfermos, que reciben la comunión como viático.
En este caso, por ejemplo, las rúbricas piden que la comunión se le dé sólo al enfermo, no a los cuidadores u otras personas que puedan estar con él en la celebración de recepción de la comunión como viático; sin embargo, si el cuidador no puede asistir a la misa precisamente por estar cuidando al enfermo, puede recibir con él el Sagrado Viático.
Es decir que, establecido el criterio general: la comunión está intrínsecamente unida a la misa, los casos particulares deben resolverse de acuerdo con él.
Dicho todo esto, ¿cuál podría ser el motivo para consumir la forma que se acaba de adorar? Quizás haya más, pero se me ocurren tres casos:
-La adoración se ha hecho como una celebración especial para personas impedidas o enfermas, que no podrán asistir a misa, y al finalizar se realiza una pequeña liturgia de comunión.
-La adoración es parte de los actos que realiza una comunidad que carece de sacerdote con frecuencia, y a esa adoración le sigue una liturgia de comunión, sin misa.
-El sacerdote consume la forma consagrada tras la adoración, para cambiarla, antes de que se ponga en mal estado.
En cualquiera de estos casos (pero puede haber más) es perfectamente legítimo consumir la forma que se ha utlizado para la adoración. En realidad no hay impedimento alguno, pero suena curioso que se consuma públicamente. Normalmente la gente no se entera de que la forma que se adora hay que cambiarla cada tanto, y por lógica, la que se retira (que no está en mal estado) es el Cuerpo del Señor, y debe ser consumida.
Esto es la respuesta de acuerdo a lo que entendí de la pregunta, si la entendí mal, o quería preguntar otra cosa, por favor indíquemelo en los comentarios.