Son muchas las cosas que podrían comentarse de las palabras del Papa en su última audiencia pública. Ahora simplemente me gustaría señalar aquellas con las que ha respondido a algunas de las dificultades de los últimos días.
1.-Ha reiterado su confianza en la Curia, frente a quienes la han denostado de modo global, especialmente en estos días. Le ha dedicado palabras preciosas:
Y no solamente a Dios quiero agradecerle en este momento. Un papa no está solo cuando guía la barca de Pedro, mismo si es su primera responsabilidad. Yo nunca me he sentido solo al llevar la alegría y el peso del ministerio petrino. El Señor me ha puesto al lado a tantas personas que con generosidad y amor de Dios y a la Iglesia me ayudaron y me estuvieron cerca.
Sobretodo ustedes, queridos hermanos cardenales; vuestra sabiduría, vuestros consejos, vuestra amistad me han sido preciosos. Mis colaboradores a partir del secretario de Estado que me ha acompañado con fidelidad durante estos años, la Secretaría de Estado y la Curia Romana, como todos aquellos que en los varios sectores dan sus servicios a la Santa Sede.
Hay además tantos rostros que no aparecen, que se quedan en la sombra, pero justamente en el silencio, en la dedicación cotidiana, con espíritu de fe y humildad fueron para mi un apoyo seguro y confiable.
2.-Ha agradecido su tarea a quienes trabajan por la "buena comunicación". Señal de que hay medios de mala comunicación:
pienso también a todos aquellos que trabajan para una buena comunicación y a quienes agradezco por su importante servicio.
3.-Ha explicado de qué modo continua su misión en la iglesia, y que no se está bajando de la cruz. Esto era muy importante por las comparaciones que algunos establecían con Juan Pablo II, incluyendo las desafortunadas delaraciones -después corregidas- de +Dwihisky o como se llamara su secretario:
El "siempre" es también un "para siempre" --no es más un retorno a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio, no revoca esto. No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etcétera. No abandono la cruz, sino que permanezco de un modo nuevo ante el Señor Crucificado. No llevo más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino en el servicio de la oración; permanezco, por así decirlo, en el recinto de san Pedro. San Benito, cuyo nombre porto como papa, me será de gran ejemplo en esto. Él nos ha mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece por entero a la obra de Dios.
4.-Frente a quienes hablan sólo y siempre del declinar de la Iglesia ha mostrado una confianza inquebrantable en el último Timonel
Pero recibo también muchísimas cartas de personas simples que me escriben simplemente desde su corazón y me hacen sentir el afecto que nace del su estar junto a Jesucristo en Iglesia. Estas personas no me escriben como se escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben como hermanos y hermanas, o como hijos o hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuoso.
Aquí se puede tocar con la mano que es la Iglesia -no una organización, no una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino un cuerpo vivo, una comunión de hermanos y hermanas en el cuerpo de Jesucristo, que nos une a todos. Sentir a la Iglesia de esta manera y poder casi tocar con las manos la fuerza de su verdad y de su amor es un motivo de alegría, en un tiempo en el cual tantos hablan de su ocaso. ¡Pero vemos cómo la Iglesia está viva hoy!
5.-Ha insistido en la razón de su renuncia, para que a todos les quede clarito:
En estos últimos meses he sentido que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me ilumine con su luz para hacerme tomar la decisión más justa, no para mi bien, sino para el bien de la Iglesia. He realizado este paso con plena conciencia de su gran gravedad y también novedad, pero también con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el coraje de hacer elecciones difíciles, sufridas y ponendo siempre delante el bien de la Iglesia y no a nosotros mismos.
Y ha mencionado una oración matutina que os dejo aquí, por si no la conocéis:
Oración para la mañana
Te adoro Dios mío, te amo con todo el corazón, te agradezco por haberme creado, hecho cristiano y conservado en esta noche.
Te ofrezco las acciones de este día, haz que sean todas, según tu voluntad para tu mayor gloria. Presérvame de pecado y de todo mal. Tu gracia esté siempre conmigo y mis seres queridos.
Amén
Desde luego nos deja ¡Un Santo Padre!
Todo un ejemplo para esta generación "materialista y sin principios"
Espero que en su retiro Espiritual siga plasmando sus ideas de amor, fe, caridad y tantos otros que nos ha estado dejando en sus enciclicas, audiencias, libros, etc. Una verdadera Guia para llegar hasta el Señor.
Gracias Santo Padre por todo lo que nos has dado y te queda por darnos, siempre te tendremos en cuenta en nuestras oraciones.