Lecturas:
Jr 38,4-6.8-10: Me has engendrado para pleitear para todo el país.
Sal 39,2.3.4.18: Señor, date prisa en socorrerme.
Hb 12,1-4: Corramos con perseverancia en la carrera que nos toca.
Lc 12,49-53: No he venido a traer paz, sino división.
Hermanos y hermanas, contemplamos en la primera lectura la persecución de un gran profeta: Jeremías.
El profeta es aquel que habla en nombre de Dios, el profeta no habla por sí mismo, no anuncia a la gente su propia voluntad, no enseña de acuerdo con su deseo, pero anuncia lo que Dios le ordena que haga.
Por lo general, el profeta era amado por algunos y odiado por otros, ya que además de proclamar esperanza, amor y fe, también denunciaba las injusticias y las opresiones que el pueblo de Dios sufrió a manos de los opresores.
Pero el profeta sabía que todo el sufrimiento y la persecución que sufría tendrían una respuesta en Dios.
Es bueno cuando nosotros, incluso frente al sufrimiento y la persecución, miramos a Dios con la certeza de que Él nos ayuda a superar todo con firmeza y coraje.
Esto es lo que nos dice el salmo de hoy: "Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito".
Hermanos, mientras Dios escucha nuestro clamor día y noche, siempre nos extiende su mano de Padre amoroso y misericordioso.
En la segunda lectura, un pasaje llama nuestra atención: Jesús "suportó la cruz". Sí, hermanos, es cierto, la cruz más pesada fue llevada por Nuestro Salvador, allí en esa cruz estaba el peso del pecado de la humanidad, pero también lo fue la gracia de nuestra redención y salvación. Ahora Jesús "está sentado a la derecha del trono de Dios".
Pidámosle a Jesús que nos dé fuerzas y valor para vencer la cruz que cada día nos presenta.
El Evangelio de hoy es una realidad muy fuerte, debemos reflexionar sobre estas palabras de Jesús con madurez en la fe.
Por supuesto, el bien y el mal, el amor y el odio, la oscuridad y la luz no pueden mezclarse, cuando llega la luz la oscuridad se va, porque la luz y la oscuridad no ocupan el mismo lugar.
Esto es más o menos a lo que Jesús se refería: la división se hace cuando algunos eligen el mal, el pecado, la oscuridad y aún persiguen a aquellos que buscan la luz, aquellos que ya han encontrado el camino del bien.
Corramos a amar, promover la luz y abrazar la bondad.
Dios nos favorezca con sus dones celestiales.
Que así sea.