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El Testigo Fiel
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Buscador simple (o avanzado)
El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
La búsqueda admite el uso de comillas normales para buscar palabras y expresiones literales.
La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).

La pregunta es acerca de las diferencias entre algunos nombres y títulos de Jesús: El Verbo, El Hijo, El Hijo de Dios, Jesus, Jesucristo.

pregunta realizada por Carlos Calderon
30 de junio de 2011

La pregunta es más teológica que bíblica, pero puesto que roza la cuestión del lenguaje de la Biblia, podemos entroncarla por ese lado.

Por supuesto que Verbo, Hijo de Dios, Hijo, Unigénito, Cristo, Jesús, Jesucristo, etc., se refieren siempre al mismo Jesús; sin embargo, también es verdad que cada uno de eso términos menciona un aspecto específico y distinto, a menudo irreductible a los otros. Vayamos uno por uno de los que mencionó el lector:

Verbo

Traduce al latín el término griego "logos", que en el contexto del evangelio de Juan significa "palabra". De por sí el término "logos" es muy complejo y de sentidos muy variados; es incluso un término de gran calado en la tradición filosófica precristiana. Sin embargo en el evangelio de Juan está más bien relacionado con la teología veterotestamentaria de la palabra creadora de Dios, que había adquirido su máxima expresión en el poema de la creación de Génesis 1, al que el capítulo 1 de Juan le hace contrapunto.

Este término para referirse a Jesús aparece escasísimamente, en realidad sólo en al tradición joánica y poquitísimas veces; pero ha calado hondo en el lenguaje de la teología cristiana, y prácticamente puede decirse que la cristología del Verbo de Dios, es decir, la teología que habla de Cristo en términos de palabra dicha por el Padre al mundo, es de lo más profundo, rico y presente en todas las épocas de la teología cristiana.

Hijo

La expresión "el Hijo" es netamente teológica, y supone el desarrollo de una "alta cristología", es decir, de una comprensión de la naturaleza divina de Cristo. Como tal, sólo se utiliza en el evangelio de Juan. Los demás evangelios, cuando hablan del Hijo, siempre es con algún añadido, en general "Hijo del hombre"; que expresa una más baja cristología, es decir, no supone necesariamente una comprensión de la divinidad de ese Hijo. A veces también aparece como "hijo de David", el título mesiánico por excelencia, ya que reivindica para Jesús el cumplir las expectativas que Israel tenía sobre el modo como Dios iba a salvar a su pueblo, restaurando al final la dinastía davídica.

También san Pablo utiliza la expresión "El Hijo" para referirse a Jesús en su carácter divino, lo que no deja de ser curioso teniendo en cuenta que san Pablo escribió antes que los evangelios. Sin embargo el uso de san Pablo y el de san Juan son bien distintos: en Juan claramente Jesús es Hijo desde toda la eternidad: desciende como Hijo y vuelve al Padre como Hijo; mientras que en san Pablo no se pone en cuestión (ni afirmativa ni negativamente) el origen eterno del Hijo; cuando san Pablo habla del Hijo siempre lo refiere a la resurrección, que es el acontecimiento que revela a Jesús como Hijo. Quienes han acentuado unilateralmente ese aspecto de la filiación relacionada con la resurrección han terminado en la antigua herejía denominada "adopcionismo", es decir, que Jesús vendría a ser "adoptado" por Dios como Hijo desde el momento de la resurrección, y no desde toda la eternidad. Como siempre, la Escritura debe leerse tratando de no recortar su riqueza y su variedad, que llega a veces a tremendos contrastes; efectvamente, hay fragmentos de san Pablo que, si los aislamos, parece que se refirieran a Jesús en términos adopcionistas.

Hijo de Dios

Aunque se podría haber tratado ésta como variante de la anterior, viene bien separarla, al menos en relación a cierto uso en los evangelios sinópticos. En cuanto al uso en Juan y en Pablo, vale lo ya dicho, es decir: para Juan es expresión de una alta cristología de la preexistencia del Hijo, mientras que san Pablo raramente se remite más atrás que la resurrección.

Pero en los evangelios sinópticos vemos aparecer la expresión "el Hijo de Dios", y solemos superponerle el significado que tiene en Juan. Por ejemplo, en Mateo 16,16, el título "Hijo de Dios" equivale a "Cristo", y forma parte de la confesión de fe de Pedro. También en el evangelio de san Marcos el título parece equivaler a "Cristo"; or ejemplo, Marcos 1 dice "Comienzo del evangelio de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios".

El título "Cristo" traduce al griego la expresión hebrea "Mesías", que significa "ungido". Es un título eminentemente real, hace alusión al rito de elección de los antiguos reyes de Israel (en especial a la elección de Saúl y de David). Posiblemente, como en el mundo pagano que rodeaba a la primitiva Iglesia la idea de rey iba asociada a la de filiación divina, las fórmulas de fe comenzaron a "traducir" Cristo como Hijo de Dios, que era una forma gráfica de expresar la plenitud de realeza presente en Jesús. Eso no significa que en esos primeros tiempos de la predicación cristiana la fe en la divinidad del Hijo y en la Trinidad fuera tan clara como nos parece hoy; esa fe tardó tres siglos en desarrollarse de manera adecuada, y de encontrar un lenguaje estable de confesión y predicación.

Jesús

Así comienza Meier su capítulo sobre el nombre "Jesús": "Los predicadores suelen exhortarnos a ser 'sencillos como Jesús'. Pero un Jesús sencillo existe solamente en la imaginación de los predicadores: todo en él, incluido su nombre, es complicado." (Un judio marginal, tomo I, pág. 219).

Tal como aparece escrito en griego, Iesous, es una forma abreviada y popular de Yehoshúa, que es el nombre del discípulo y continuador de Moisés en la tarea de organización del pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida; auqel al que conocemos en nuestras transcripciones con el nombre de Josué.

Según parece, el nombre Jesús fue bastante popular en época de Jesús, y se usaba más que la forma más larga y culta de Jehoshuá. tan común llegó a ser este nombre, que más bien para distinguirlo, se le añadía casi siempre el título de Cristo, que llega a ser así casi como un segundo nombre, o una ampliación de su nombre propio (en la forma de "Jesucristo"). En un famoso pasaje de Suetonio se dice "En el barrio judío se pelean por un tal Cresto"; si es cierto que se refiere a Jesús, tenemos un uso de Cristo realmente antiguo, y no como título sino como nombre propio, que reemplaza a Jesús.

El mismo Meier relaciona el uso del nombre Jesús con el resurgir del nacionalismo religioso en la Galilea del siglo I (op. cit, libro I cap 8), y hace notar que tanto José, como María y como los "hermanos de Jesús" (Santiago -es decir, Jacob-, Judas, Simón y José) son también nombres patrircales.

Jesucristo

Como ya señalé, Jesucristo es la unión del nombre propio Jesús, con el título mesiánico Cristo. San Pablo lo usa claramente como nombre+título, y así también lo hemos encontrado en Mc 1,1 (a pesar de que muchas traducciones ponen "Jesucristo", en vez de "Jesús, el Cristo"). Sin embargo, hemos visto también como "Cristo" pudo haberse usado casi como nombre propio para evitar que Jesús se confundiera con otros personajes del mismo nombre; así que no es extraño que el nombre+título se haya convertido con el tiempo en una especie de "forma larga" del nombre de Jesús.

Lo usemos como lo usemos nosotros, no debemos perder de vista al leer el Nuevo Testamento que Jesús Cristo (o simplemente Jesucristo) suele identificar nombre+título.

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La verdad es que no se muy bien donde encuadrar este interrogante, y ni siquiera creo que tenga respuesta, pero por intentarlo que no quede: La verdad es que llevo muchísimo tiempo planteándome ¿cual será la auténtica relación del alma con el cuerpo, con el cerebro más bien? Pues, sospecho que no terminamos de entenderla del todo. Entiendo que es normal que no lo entendamos del todo, pero es que sospecho que lo entendemos mal en casos en que sería muy oportuno y conveniente, y muy importante, el entenderlo bien. Por ejemplo: Si una persona tiene demencia, ¿eso quiere decir que su alma también?, o ¿eso quiere decir que jamás podrá alcanzar la santidad? Y si uno muere de niño, ¿querrá decir que igualmente tampoco podrá alcanzar la santidad, excepto, claro está, los santos inocentes? El alma de un niño ¿es infantil?, y si ha nacido deficiente mental, ¿su alma seguirá en ese estado toda la vida? ¿O más bien cabría pensar que, por muy estropeado o infantil que sea un cerebro humano, su alma si puede funcionar con todo su potencial y consciencia y responsabilidad en lo más íntimo de esa persona, y por lo tanto, podrá alcanzar la santidad a pesar de todo, o la condenación si elige el mal hasta el final? Sería parecido a un astronauta al que se le ha estropeado su escafandra y no pueda comunicarse bien con el exterior, pero él seguiría vivo y consciente y responsable de como vivir esos momentos en cuanto a sus deseos y actitudes, esperanzas y amor, o desesperación y etc. Si fuera esto último, entonces se podría esperarse fácilmente que los niños muertos sin bautismo puedan salvarse si sus almas lo deseaban.
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