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El Testigo Fiel
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Buscador simple (o avanzado)
El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
La búsqueda admite el uso de comillas normales para buscar palabras y expresiones literales.
La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).

¿El pecado es innato o adquirido?

pregunta realizada por Margarita
13 de julio de 2012

Entiendo que la pregunta apunta hacia la temática del pecado original. Quizás sorprenda saber que la cuestión del pecado original no aparece en la Biblia. Aparece, sí, la cuestión de los pecados personales con los que el hombre "mancha" la Alianza de Dios con él; aparece, sí, la oscura cuestión del pecado como una fuerza que empuja al hombre y lo inclina hacia el mal (por ej. Gn 4,7; Gn 6,5; Sal 51,7; Rom 7,15ss.); y aparece la cuestión de la solidaridad de todos los hombres en el pecado de Adán (Rom 5); pero no aparece la expresión "pecado original", que es una elaboración teológica posterior, debida a san Agustín, que busca sistematizar los datos bíblicos sobre el pecado, en muchos casos contrastantes. Sin embargo, pasados tantos siglos, la cuestión del "pecado original", que venía a traer luz a la compleja cuestión del pecado tal como la presenta la Biblia, se ha oscurecido también, se ha opacado, y debe ser de nuevo pensada.

Lo primero que debemos tratar de aclararnos es a qué estamos llamando "pecado"; qué es, para el mundo del pensamiento bíblico, el pecado.

La Biblia da por supuesto que el mundo, aunque fue creado enteramente bueno por Dios (Gn 1), está sumido en el mal, y que ese mal está en estrecha conexión con el obrar del ser humano, cumbre de toda la creación (Gn 6,5). No teoriza sobre ese mal que afecta a todo, lo da por conocido, por experimentado. Sin embargo hace una reflexión sobre ese instante en el que el ser humano deja que el mal lo inunde todo: el simbólico relato de Adán y Eva (Gn 2-3).

Con gran penetración religiosa, psicológica y un magnífico sentido poético, esta tradición, que seguramente fue durante siglos un relato popular contado de padres a hijos, que luego un narrador sensible estilizó e incorporó a los escritos sagrados del Templo, habla del pecado (sin mencionar nunca esa palabra) en el aspecto que para la mentalidad de la Biblia y de Isarel era la cumbre y lo más determinante: la rivalidad del hombre con Dios, escuchar como dioses a otros (símbolo de la serpiente), en vez de a Dios. No en vano el primer mandamiento de la Ley divina dice: "Yo soy el Señor tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí." (Ex 20,2).

El pecado, para la Biblia, no es cosa de violar una impersonal ley de buena conducta, sino traicionar la confianza de Dios al revelarse y relacionarse con su pueblo. El pecado no es violar un código legal sino la Alianza. Por eso el pecado es cosa de Israel, y por extensión, es cosa del creyente. Decir que el mundo está sumido en el mal es, para la Biblia, una obviedad... ¡por eso es mundo! la cuestión es que, de entre todo ese mundo, Dios se eligió una porción, un minúsculo pueblo, para, a través de él, volver a ofrecerse a su obra, a la que él había creado en bondad: "si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra" (Ex 19,5).

Me parece muy importante volver a centrar la problemática del pecado en este horizonte bíblico, porque la expresión "pecado original" puede confundirnos, llevarnos a creer que el pecado antecede a todo: primero el pecado, luego la salvación. No, para la Biblia primero que nada está la alianza, el ofrecimiento de Dios al hombre de ser su Señor. Sellada la Alianza, el hombre que la viola deviene pecador.

Pero además, la violación del pacto con Dios no es, para la Biblia, nunca cosa de uno solo: cada uno es solidario del pueblo de Dios; en las maduras, pero también en las duras: pertenecemos a Dios por pertenecer a su pueblo, y por tanto el pecado de uno afecta a todos.

Naturalmente, este concepto de solidaridad en el pecado es irracional para nosotros, que concebimos el pecado como una cosa de la conciencia individual y abstracta en relación con la ley moral universal, pero se vuelve completamente inteligible si volvemos a concebir la relación con Dios como lo que es: una relación personal en el seno de un pueblo escogido y preparado por el propio Dios.

El Nuevo Testamento no cambia nada de este punto de partida venido del AT; sin embargo se suma al movimiento de universalización que habían comenzado ya unos pocos profetas, y lo amplía aun más: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16,15).

¿Cuál es esa "buena nueva"? Que el pacto que Dios reservaba sólo a un minúsculo pueblo, se extiende como oferta a todos los hombres, de todo lugar, de todo tiempo; que el reinado de Dios en el mundo está a la puerta; que no hace falta hacer demasiado para que llegue ese reinado, sólo aceptar hacer alianza con Dios, y comprometer la propia vida en esa alianza; que esa alianza se ofrece de manera completamente gratuita, sin condiciones previas; que esa alianza no es ni para un pueblo en desmedro de los demás, ni para una categoría de hombres en desmedro de los demás, sólo es necesario que cada uno reconozca una única cosa: que solo no puede con el poder del mal; que cada uno "muera" a su deseo de autojustificarse, de autosalvarse, y se deje tocar por Dios, se deje resucitar por Dios. El signo de esa muerte al pecado y resurrección a Dios es, para el Nuevo Testamento, el bautismo, precisamente porque "bautismo" significa "inmersión" (y de hecho se celebró en los primeros siglos sumergiendo al bautizando en agua).

Nuevamente vemos que para la Biblia hay un mensaje que debe quedar claro: primero está la gracia, y en segundo orden el pecado. Dios dio el primer paso creando en bondad y justicia; el hombre un segundo paso introduciendo mal; Dios da un nuevo primer paso llamando al hombre a su alianza; y el hombre traiciona esa alianza volcándose a los ídolos en vez de al Dios vivo y verdadero.

Parece una cuestión muy simétrica, sin embargo san Pablo nos enseña que esa simetría no es tal, porque nos dice: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia." (Rom 5,20).

Por gracia -es decir, gratuitamente- fuimos creados, y por gracia rescatados del pecado, y por gracia también somos rescatados en cada caída. A veces el pecado nos ofusca, nos enfada con nosotros mismos: "¿será posible que no sea capaz de ser fiel a Dios ni un día?" Esa es la trampa del pecado, y hay más pecado en ese ofuscamiento, que en lo malo que hayamos hecho. Porque precisamente de eso trata el Evangelio que nos trajo Jesús, en admitir que no nos salvaremos solos ni nos salvaremos a nosotros mismos, pero que cada pecado está ya clavado en la cruz y redimido.

El pecado no lo determina todo, ni puede determinar la vida del hombre. No importa más que como ocasión para celebrar la obra salvadora de Dios en nuestra vida, y en esa celebración de su obra salvadora, descubrir que formamos parte de su pueblo, y que podemos hacer, por su gracia, mucho bien a lo largo del día, del mismo día en el que ocasionalmente caigamos las siete veces que dice la Escritura que peca el justo cada vez (Prov 24,16).

Respondiendo a la pregunta diría: más que innato o adquirido, el pecado es lo siempre-ya-superado por la fe en Cristo.

Comentarios
por Margarita (i) (2.138.249.---) - viernes , 13-jul-2012, 6:17:31

Me ha servido mucho su explicación. Gracias, que Dios le bendiga

por Rosy (187.146.71.---) - lunes , 16-sep-2013, 7:11:31

Solo es necesario que cada uno reconozca que solo no puede con el poder del mal , una única cosa que cada uno muera a su deseo de justificarse, de autosalvarse , y se deje tocar por Dios , se deje resucitar por Dios. Abel tus escritos llevan tiempo y dedicación y únicamente una persona como tu centrada en el amor de Dios puede definir cada pregunta que se hace a veces sin sentido y tu das su significado. El amor de Dios lo puede (todo) Abel Dios te Bendiga . Rosy

por Talita Kumi (190.124.168.---) - viernes , 10-ene-2014, 6:31:35

Muy buen escrito.
Lo del pecado original me trae a colación una película, que seguramente habrán visto, que es "Hermano sol, hermana luna", de Zefirelli (la vida de Francisco de Asís). Bien. No sé si fue totalmente biográfico, pero en la parte en la que el Papa le da el visto bueno al santo para formar su orden, llega a decirle que bendito sea por su pureza, ya que en la iglesia "por pensar tanto el pecado original nos hemos olvidado de la inocencia original". Creo que da para pensar.
Un saludo

por Miguel casas (190.174.133.---) - lunes , 13-ene-2014, 3:23:40

Abel que Dios te bendiga y siga dando la fuerza y constancia para seguir enseñandonos acerca de la verdadera LIBERTAD el amor a Dios mas alla de las difrencias todos somos hijos de Dios y EL quiere que nos amemos como el nos amo , esta manera es la mejor manera de buscar de un mundo mejor

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