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El Testigo Fiel
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Capítulo II

Nuevas perspectivas acerca de Martín Lutero y la Reforma

1 de septiembre de 2013

 

16. Lo que ocurrió en el pasado no puede cambiarse, pero lo que se recuerda del pasado y cómo se lo recuerda puede, con el paso del tiempo, de hecho cambiar. La rememoración hace el pasado presente. Mientras que el pasado es en sí mismo inalterable, la presencia del pasado en el presente es alterable. En vistas del 2017, el punto no es contar una historia diferente, sino contar diferentemente la historia.

17. Luteranos y católicos tienen muchas razones para volver a contar su historia de nuevas maneras. Ellos se han unido más estrechamente a través de relaciones familiares, a través de su servicio en la más amplia misión mundial, y por medio de su resistencia común a tiranías en muchos sitios. Estos profundos contactos han cambiado las mutuas percepciones, dando una nueva urgencia al diálogo ecuménico y a una mayor investigación. El movimiento ecuménico ha alterado la orientación de la percepción que las iglesias tienen de la Reforma: los teólogos ecuménicos han decidido no sobreponer las propias auto-afirmaciones confesionales a expensas de sus compañeros de diálogo, sino más bien buscar lo que es común dentro de las diferencias, e incluso dentro de las oposiciones, y así trabajan para superar las diferencias que dividen a las iglesias.

Contribuciones de la investigación sobre el Medioevo

18. La investigación ha contribuido mucho al cambio en la percepción del pasado en varios aspectos. En el caso de la Reforma, que incluye la narración de la historia tanto por parte de los protestantes como de los católicos, se ha vuelto capaz de corregir las previas representaciones confesionales de la historia a través de estrictas guías metodológicas y la reflexión acerca de las condiciones de los propios puntos de vista y sus presupuestos. Del lado católico esto se aplica especialmente a las nuevas investigaciones sobre la figura de Lutero y la Reforma, y del lado protestante, se aplica a una imagen alterada de la teología medieval, así como un tratamiento más amplio y diferenciado de la Baja Edad Media. En las actuales representaciones del período de la Reforma hay una renovada atención al vasto número de factores no teológicos - políticos, económicos, sociales y culturales. El paradigma de «confesionalización» ha hecho importantes correcciones a la previa historiografia sobre el período.

19. La Baja Edad Media no debe ser vista como una total oscuridad, como mayormente la presentaron los protestantes, ni percibida como enteramente luminosa, como en las viejas representaciones catolicas. Esta edad aparece hoy como un tiempo de grandes oposiciones - de piedad externa e interioridad profunda; de una teología orientada a las obras, en el sentido del «do ut des» (te dy para que me des), y la convicción de una total dependencia de la gracia de Dios; de indiferencia frante a las obligaciones religiosas, así como obligaciones de oficio y reformas serias, como en algunas órdenes monásticas.

20. La Iglesia era algo distinto a una entidad monolítica; el corpus christianum comprendía muchas teologías diversas, estilos de vida y concepciones de la Iglesia. Los historiadores dicen que el siglo XV fue un tiempo especialmente piadoso de la Iglesia. Durante este período más y más laicos recibían una buena educación y así estaban dispuestos a oír mejores predicaciones, y una teología que pudiera ayudarlos a llevar una vida cristiana. Lutero se mueve en esta corriente de teología y piedad, y la desarrolla aun más.

La investigación católica del siglo XX acerca de Lutero

21. La investigación católica del siglo XX acerca de Lutero se construyó sobre el interés católico en la historia de la Reforma que se había despertado en la segunda mitad del siglo XIX. Estos teólogos siguieron los esfuerzos del pueblo católico del Imperio Alemán de base protestante para liberarse de una historiografía protestante unilateral, anti-romana. El gran avance de la enseñanza católica llegó con la tesis de que Lutero venció en sí mismo un catolicismo que no era plenamente católico. Según este punto de vista, la vida y la enseñanza de la Iglesia en la baja Edad Media sirvió principalmente con papel negativo para la Reforma: la crisis en el catolicismo hizo que la protesta religiosa de Lutero resultara convincente para algunos. 

22. De manera nueva, Lutero fue retratado como una persona religiosa seria y un consciente hombre de oración. Minuciosas y detalladas investigaciones históricas han demostrado que la literatura católica sobre Lutero producida en los anteriores cuatro siglos, a través de la modernidad, se habían significativamente perfilado en los comentarios de Juan Cochaleus, un oponente contemporáneo de Lutero y consejero del Duque Jorge de Sajonia. Cochaleus había caracterizado a Lutero como un monje apóstata, destructor de la Cristiandad, corruptor de la moral y hereje. El logro de este primer período de crítica -pero bien dispuesta- comprometida con el carácter de Lutero fue la liberación de la investigación católica de la aproximación unilateral de ciertas obras polémicas sobre Lutero. Análisis históricos sobrios de otros teólogos católicos mostraron que no fueron los puntos centrales de la Reforma, como la doctrina de la justificación, lo que llevaron a la división de las igelsias, sino más bien las críticas de Lutero de la condición de la iglesia de su tiempo que surgió de estas preocupaciones.

23. El siguiente paso de la investigación católica sobre Lutero fue descubrir contenidos análogos insertos en diferentes estructuras y sistemas de pensamiento teológico, puestos de manifiesto en especial por la comparación sistemática entre los teólogos ejemplares de las dos confesiones, Tomás de Aquino y Martín Lutero. Este trabajo dispuso a los teólogos a comprender la teología de Lutero en su propio marco. Al mismo tiempo, la investigación católica examinó el significado de la doctrina de la justificación dentro de la Confesión de Augsburgo. Aquí las inquietudes reformistas de Lutero se pudieron establecer en el contexto más amplio de la composición de las confesiones luteranas, con el resultado de que la intención de la Confesión de Augsburgo podría ser visto como la expresión de las preocupaciones fundamentales de la Reforma, así como la preservación de la unidad de la Iglesia.

Proyectos ecuménicos que preparan el camino del consenso

24. Estos esfuerzos llevaron directamente al proyecto ecuménico -comenzado en 1980 por teólogos luteranos y católicos en Alemania, con ocasión del 450 aniversario de la presentación de la Confesión de Augsburgo- de un reconocimiento católico de la confesión de Augsburgo. Los extensos logros de un último grupo de trabajo ecuménico de teólogos protestantes y católicos, remontando sus raíces a ese proyecto de investigación católica sobre Lutero, condujeron al estudio «Las condenas de la época de la Reforma: ¿Aun permanecen divididos?»3

25. La «Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación»4, firmada por la Federación Luterana Mundial y la Igesia Católica en 1999, construyó sobre esta base, tanto como sobre el trabajo de diálogo en USA «Justificación por la fe»5 y afirmó el consenso entre luteranos y católicos acerca de las verdades básicas de la doctrina de la justificación.

 Desarrollos católicos

26. El Concilio Vaticano II, en respuesta a la renovación bíblica, litúrgica y patrística de las décadas anteriores, trató temas como la estima y reverencia por la Sagrada Escritura en la vida de la iglesia, el redescubrimiento del sacerdocio común de todos los bautizados, la necesidad de una continua purificación y reforma de la iglesia, la comprensión del cometido de la iglesia como un servicio, y la importancia de la libertad y responsabilidad de los seres humanos, incluido el reconocimiento de la libertad religiosa.

27. El Concilio afirmó también elementos de santificación y verdad incluso fuera de las estructuras de la Iglesia Católica Romana. Dijo: «de entre el conjunto de elementos o bienes con que la Iglesia se edifica y vive, algunos, o mejor, muchísimos y muy importantes pueden encontrarse fuera del recinto visible de la Iglesia», y nombra estos elementos: «la Palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad, y algunos dones interiores del Espíritu Santo y elementos visibles» (UR, 3)6. El Concilio habló también de «no pocos actos de culto de la religión cristiana» que son usados por los hermanos separados y dijo que «pueden, sin duda alguna, producir la vida de la gracia, y hay que confesar que son aptos para dejar abierto el acceso a la comunión de la salvación» (UR, 3). El reconocimiento se extendió no sólo a los elementos y acciones individuales en estas comunidades, sino también a las «iglesias divididas y comunidades» en sí mismas. «Porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación» (UR, 3).

28. A la luz de la renovación de la teología católica evidente en el Concilio Vaticano II, los católicos de hoy pueden apreciar las preocupaciones reformadoras de Martín Lutero y considerarlas con mayor apertura de lo que antes parecía posible.

29. El total acercamiento a las preocupaciones de Lutero ha dado lugar a una nueva evaluación de su catolicidad, que tuvo lugar en el contexto del reconocimiento de que su intención era reformar, no dividir, a la iglesia. Esto es evidente en las declaraciones del cardenal Johannes Willebrands y del Papa Juan Pablo II7. El redescubrimiento de estas dos características centrales de su persona y de su teología condujo a una nueva comprensión ecuménica de Lutero como un «testigo del evangelio.»

30. El Papa Benedicto XVI reconoció también la forma en que la persona y la teología de Martín Lutero plantean un desafío espiritual y teológico a la teología católica de hoy cuando, en 2011, visitó el convento agustino de Erfurt donde Lutero vivió como monje durante unos seis años. El Papa Benedicto comentó «Lo que le quitaba la paz [a Lutero] era la cuestión de Dios, que fue la pasión profunda y el centro de su vida y de todo su camino. “¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?”: Esta pregunta le penetraba el corazón y estaba detrás de toda su investigación teológica y de toda su lucha interior. Para Lutero, la teología no era una cuestión académica, sino una lucha interior consigo mismo, y luego esto se convertía en una lucha sobre Dios y con Dios. “¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?” No deja de sorprenderme en el corazón que esta pregunta haya sido la fuerza motora de su camino. ¿Quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida, en nuestro anuncio? La mayor parte de la gente, también de los cristianos, da hoy por descontado que, en último término, Dios no se interesa por nuestros pecados y virtudes.»8

Desarrollos luteranos

31. La investigación luterana sobre Lutero y la Reforma también sufrió un considerable desarrollo. La experiencia de las dos guerras mundiales rompieron los supuestos sobre el progreso de la historia y la relación entre el cristianismo y la cultura occidental, mientras que el crecimiento de la teología kerigmática abrió una nuevo camino para pensar a Lutero. El diálogo con los historiadores ayudó a integrar los factores históricos y sociales en la descripción del movimiento de la Reforma. Los teólogos luteranos reconocieron la mezcla de ideas teológicas e intereses políticos, no sólo por parte de los católicos, sino también de su propio lado. El diálogo con teólogos católicos ayudó a superar enfoques confesionales unilaterales y a ser más autocríticos acerca de aspectos de las tradiciones propias.

 La importancia del diálogo ecuménico

32. Los participantes del diálogo están comprometidos con las doctrinas de sus respectivas iglesias, que, de acuerdo con sus propias convicciones, expresan la verdad de la fe. Las doctrinas muestran grandes similitudes pero pueden ser diferentes -o incluso opuestas- en sus formulaciones. Debido a lo antiguo, el diálogo es posible, debido a lo actual, el diálogo es necesario.

33. El diálogo demuestra que los interlocutores hablan idiomas diferentes y entienden de modo diferente el significado de las palabras, hacen diferentes distinciones y piensan las cosas de diferentes maneras. Sin embargo, lo que parece ser una oposición en la expresión no siempre es una oposición en la sustancia. Para determinar la exacta relación entre los respectivos artículos de la doctrina, los textos deben ser interpretados a la luz del contexto histórico en el que surgieron. Esto permite ver dónde hay verdaderamente una diferencia u oposición y dónde no.

34. El diálogo ecuménico significa convertirse de patrones de pensamiento que provocan y enfatizan las diferencias entre las confesiones. En su lugar, en el diálogo los interlocutores ven primero lo que tienen en común y sólo después pesan la importancia de sus diferencias. Estas diferencias, sin embargo, no se pasan por alto o se tratan ocasionalmente, para el diálogo ecuménico la búsqueda común es la de la verdad de la fe cristiana.

 


Notas:

3 Karl Lehmann and Wolfhart Pannenberg (eds), Condemnations of the Reformation Era: Do They Still Divide? tr. Margaret Kohl (Minneapolis, MN: Fortress, 1990).

4 Federación Luterana Mundial e Igesia Católica, Joint Declaration on the Doctrine of Justification (Grand Rapids, Michigan/Cambridge, U. K.: William B. Eerdmans, 2000). Publicada originalmente como «Gemeinsame Erklärung zur Rechtfertigungslehre» (Frankfurt am Main: Verlag Otto Lembeck / Paderborn: Bonifatius-Verlag, 1999).

5 H. George Anderson, T. Austin Murphy, Joseph A. Burgess (eds), Justification by Faith, Lutherans and Catholics in Dialogue VII (Minneapolis, MN: Augsburg Publishing House, 1985).

6Unitatis Redintegratio (Concilio Vaticano II) = UR 3.

7Jan Willebrands, »Lecture to the 5th Assembly of the Lutheran World Federation, on July 15, 1970,« en La Documentation Catholique (6 September 1970), 766; John Paul II, «Carta al Cardenal Willebrands por el Quinto Centenario del nacimiento de Martín Lutero» en Information Service, no. 52 (1983/II), 83-84.

8Benedict XVI, «Address», Encuentro con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana, 23 de septiembre de 2011: en el sitio del Vaticano (la traducción de la cita la hemos tomado de allí)

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