Yo te suplico, oh muy santa Virgen María, digna Madre de Dios, tengas piedad de mí, y me obtengas de tu muy amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, la salud del cuerpo y del alma, si es conveniente para su mayor gloria y mi salvación.
Y como su divina Providencia nos ha permitido honrarte e invocarte con distintos títulos, recurro a Ti con el de Nuestra Señora del Buen Rescate, ¡oh muy santa Virgen, Madre de Dios!
Te suplico, con toda la humildad y confianza que me es posible, que me ayudes en mi extrema necesidad, y sobre todo me obtengas un verdadero dolor, arrepentimiento y perdón de todos mis pecados.
Yo me haré de por vida el deber de hacer público todo el poder que tú has obtenido de parte de Dios, ¡para cuántos pecadores desesperados de su salvación has conseguido la gracia de la conversión! ¡para cuántas personas afligidas de enfermedades incurables has obtenido la salud! ¡para cuántos justos has obtenido la perseverancia en la gracia! En fin, que jamás se ha escuchado decir que Tú hayas rechazado a cualquiera que, con confianza, te hubiera humildemente invocado, cualquiera fuera su desgracia.
Espero también yo, oh Virgen Santa, que me concedas la gracia que te pido, que me obtengas remedio para todos mis males espirituales y temporales, que me asistas durante mi vida y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.
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Es difícil encontrar una equivalencia castellana exacta del nombre de "Notre-Dame de Bonne Délivrance"; hace pensar en nuestra muy valenciana devoción de la Madre de los Desamparados, pero con el específico carisma no de dar refugio sino de devolver la libertad, que es lo primero que perdemos al estar desamparados. Pareció preferible dejarla con su mnombre original, aunque a través de él podamos pensar en "Nuestra Señora de la Buena Liberación", o más aun, "del Buen Rescate", que es como lo hemos puesto en la oración.
La Virgen Negra de París, que todavía se llama "Virgen de las almas en pena", fue honrada desde el siglo XI en San Esteban (Saint Etienne de Gres), iglesia construida en la colina de Santa Genoveva. Las señaladas gracias que María dejó caer entre sus fieles, le atrajeron la fama entre los peregrinos. Con el siglo XVI se intensifica la devoción mariana, y Jean Olivier, canónigo de San Esteban, funda la Hermandad de Notre-Dame de Bonne Délivrance. En poco tiempo la confradía llegó a tener doce mil miembros; todas las clases sociales, desde reyes y reinas a la multitud de humildes artesanos se presentaban a los pies de la Madre. Nuestra Señora ejercía también un especial atractivo sobre los jóvenes: situada en pleno centro de un barrio estudiantil, no lejos de la Sorbona y de las escuelas más célebres -que fueran de los jesuitas-, la capilla mariana recibía a menudo la visita de los estudiantes. Por esta misma época se acercó a ella un joven estudiante angustiado por el miedo a la condenación eterna: era el futuro san Francisco de Sales, muy devoto de la Virgen Negra, que lo liberó de su terror religioso. La pobreza era muy grande entre las clases trabajadoras, y muchos padres de familia caían en prisión: las limosnas de la Cofradía permitía a muchos recuperar la libertad.
La Hermandad desaparece con la llegada de la Revolución: el 12 de julio de 1790 se sellan las puertas de la iglesia, y algún tiempo después unos carteles anuncian: "la venta de muebles de la iglesia y una estatua de la Virgen de piedra, de 1,70 metros aproximadamente, emplazados en la iglesia de Saint Etienne de Gres". Una condesa, Madame de Carignan Saint Maurice, tenía una gran devoción a Notre-Dame de Bonne Délivrance; adquirió la estatua en 1791 y se conservó en su casa de la Rue Notre Dame des Champs, en París, hasta 1806. En 1793 la condesa fue encarcelada en la prisión des Oiseaux; allí se familiarizó con la Superiora General de las Hermanas de Santo Tomás de Villanueva y con otras hermanas, todas ellas encarceladas allí mismo. Se vuelven amigas, y rezan juntas a la Virgen para que las libere de su infortunio: un año después son liberadas. Pero una nueva amenaza pesa sobre las Hermanas de Santo Tomás de Villanueva: En 1794 son denunciadas como religiiosas ocultas y su casa madre, en Rue de Sèvres, es puesta a subasta. Madame de Carignan hizo voto de ceder la estatua de la Virgen Negra a las Hermanas si eran liberadas de esta nueva desgracia. Y es lo que sucede. Así, el 2 de julio de 1806 la Virgen Negra es instalada en la capilla de las Hermanas de la Rue de Sèvres.
Un último viaje llevará la estatua a Neuilly sur Seine, villa donde las hermanas instalarán su nueva casa madre, en septiembre de 1908. Hoy en día, Notre Dame continúa su tarea de dar protección maternal, y su culto se extiende por todo el mundo. Que todos aquellos que la invocan adviertan esta invitación, inscripta por encima de la estatua: «En mi brazo Dios busca tu alma, ven hijo mío».
Cada día, las hermanas de la congregación recitan la oración a la Virgen Negra por las familias, los enfermos que se encomiendan, las vocaciones sacerdotales y religiosas, y la paz en el mundo. esta misma oración es la que reproducimos junto a la imagen.
la historia de la Virgen está basada casi en su totalidad en el sitio de la Congregación de las Hermanas de Santo Tomás de Villanueva ( http://www.congregation-stv.org/article.php3?id_article=45). También la oración ha sido traducida de allí, y hay más material de lectura sobre la imagen y la devoción (en francés).