Fue la capital del imperio Asirio, desde finales del siglo VIII a.C. hasta finales del siglo VII a.C., que cae ante Babilonia. Representó por un siglo el terror para todo el Oriente Medio, conquistando uno tras otros los pueblos, deportando y relocalizando poblaciones enteras.
En la Biblia quedó como símbolo del imperio soberbio y hostil a Dios (cfr. Jdt 1,1; los profetas). Con frecuencia es llamada "la gran ciudad", ya que su tamaño y esplendor impresionaban en la antigüedad.
Fue también la escogida por el autor del precioso libro de Jonás para ejemplificar la misericordia universal e infinita de Dios, que es capaz de perdonar incluso a Nínive, si hace penitencia. Y por ese mismo símbolo, fue escogida por N.S. para profundizar en la comprensión de la visita de Dios a su pueblo, anticipada en el signo de Jonás. No menciona propiamente a la ciudad, sino a sus habitantes, los ninivitas.