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Biblia: Geografía de los evangelios: Judea

Judea

Primera aparición en: Mateo
Episodio: Vuelta de Egipto y residencia en Nazaret
Primera mención: Mt 2,22: Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,
Otras referencias: Mt 3,5; Mt 4,25; Mt 19,1; Mt 24,16; Mc 1,5; Mc 3,7; Mc 10,1; Mc 13,14; Lc 1,65; Lc 2,4; Lc 4,44; Lc 5,17; Lc 6,17; Lc 7,17; Lc 21,21; Lc 23,5; Jn 3,33; Jn 4,3; Jn 4,54; Jn 7,1; Jn 7,3; Jn 11,7
Jesús estuvo allí

El nombre de Judea puede significar cosas distintas (aunque relacionadas) según la época de la que se esté hablando, y el contexto.

-En la antigüedad, inicio y desarrollo de la monarquía, es la región en la que se asientan los miembros del clan de Judá: una estrecha meseta elevada, de apenas 15 km de ancho, entre una región desértica (el Desierto de Judea) y la Sefelá o Tierras bajas, una llanura de aproximadamente el mismo ancho que la meseta de Judea, que servía de paso y a la vez freno al dominio filisteo, que se extendía hasta la costa mediterránea. Hacia el norte se extendía pasando apenas Jerusalén, porque comenzaba allí la región de Benjamín, en gran medida rival de Judá, y hacia el Sur el territorio se extendía hasta Berseba, con un variable dominio, según las épocas, sobre las tierras del Neguev, el desierto que se alza a partir de Berseba. Judá absorbió en estas épocas el territorio de Simeón (Jos 19,9).

Un autor contemporáneo hace una certera descripción de la realidad geográfica de Judea, que puede ayudar a entender su historia: "Judá forma una unidad ecológica homogénea de terrenos abruptos, comunicaciones difíciles y precipitaciones escasas e impredecibles. En contraste con las sierras del norte, con sus valles abiertos y sus rutas terrestres naturales hacia las regiones vecinas, Judá ha sido siempre marginal desde el punto de vista de la agricultura y ha estado aislada de las regiones vecinas por barreras topográficas que la circundan por todos lados, excepto el norte." (Finkelstein). Esto explica en parte que, a pesar de la exitosa unidad de todo el territorio del norte (lo que más tarde será Galilea) y del sur conseguida en época de David, y mantenida en época de su hijo Salomón (siglo X a.C.), finalmente el bloque de Judá quedó aislado en una monarquía más pequeña y poco relevante, frente al Reino del Norte. Si la impresión nuestra es la contraria, es decir, vemos como más importante la monarquía del sur, de Judá, respecto de la del norte, es simplemente porque las tradiciones bíblicas (incluso las del norte) se recopilaron y pusieron por escrito en el sur, luego de que el Reino del Norte dejara de existir (721 a.C.).

El mapa 1 muestra los reclamos tribales, entre ellos el de Judá (que nunca llego a poseer realmente ese territorio, sino uno mucho más estrecho, como se señala en la explicación precedente).

-Cuando el territorio de Judá queda solo en representación del país bíblico, porque el norte no es más tierra de Yahvé, es decir, a partir de la caída de Samaría a manos de Asiria, en el 721, puede decirse que el concepto de Judea se amplía: es el país de los judíos, y los judíos comienzan a identificarse (como lo hacemos nosotros hoy) con toda la fe bíblica. Siguen siendo, sin embargo, durante dos siglos, un pequeño reino, que subsiste a pesar de la amenaza Asiria, en parte sostenido por un Egipto decadente, que ve en Judá un freno a la voracidad mesopotámica, y en parte por el surgimiento de un movimiento nacional muy fuerte, liderado en lo político por el rey Josías, y en lo espiritual por el movimiento Deuteronomista (una de cuyas expresiones es la predicación del profeta Jeremías), que llevó a Jerusalén, la ciudad y su templo, al centro del sentimiento y de la reflexión religiosa y política. Esto está en pleno auge cuando sobreviene la trágica deportación a Babilonia de los años 597 a 587, y la destrucción de Jerusalén en ese último año. Podemos decir que para esta época Judá no es ya una tribu sino el nombre mismo de la "tierra de Dios".

-En el 537 a.C. los judeos comienza a regresar de Babilonia a su tierra, por la conquista de Babilonia a manos de Persia, y la nueva política de tolerancia religiosa instaurada por el persa Ciro el Grande. Ya no es un reino independiente, y la experiencia del exilio les ha enseñado que lo esencial de este pueblo está en su alianza exclusiva con Yahvé, se va formando así el carácter propio del judaísmo, que depende menos de la definición a partir de los estrictos límites de la tierra de Judá. Ahora Judea es un territorio que se define por su fe religiosa, por tanto, se opone a Samaría, el territorio heredero del antiguo Reino del Norte (aunque mucho más reducido), y que ha seguido su propia evolución religiosa, también vinculados a Yahvé, pero con sus propias tradiciones sagradas, rivales de las tradiciones judías.

-Los cinco siglos siguientes ven varios cambios de mano en el dominio de la región: Persia, Imperio Helenístico, el resurgir nacional de los Macabeos, ya con estos la tutela romana, y luego el poder efectivo de Roma en la región.

-Jesús nace aún bajo Herodes El grande, este gobernante, en su larga carrera por conseguir y afianzar su poder real, recibe de Roma, como vasallo, el gobierno de varios territorios, por lo que consigue reunificar bajo su mando los antiguos territorios bíblicos, además de Idumea (al sur de Judea), su propia patria. Llega a ser rey de Judea, Samaría, Perea, Idumea, Galilea, y aún más hacia el norte. En su tiempo, se llevaron a cabo grandes obras arquitectónicas: la reconstrucción de la antigua Samaría con el nombre de Sebaste, la torre Antonia en la esquina norte del templo, la ciudad de Cesarea Marítima (posterior residencia de las autoridades romanas), la reconstrucción y embellecimiento de la rica Jericó, teatros, anfiteatros, gimnasios, y por supuesto, la más importante de todas sus obras, la ampliación y embellecimiento del templo de Jerusalén, obra que aún no había llegado a su fin en tiempos de Jesús. A la muerte de este rey (4 a.C., es decir, siguiendo la cronología evangélica, cuando Jesús contaba con poco más de dos años), deja repartido el reino entre sus hijos.

-De la complicada sucesión herodiana, interesa a nuestros efectos destacar que Arquelao recibió el etnarcado (un rango menor que rey, aunque algunos lo llaman rey, como Mateo en Mt 2,22) de Judea, Samaria e Idumea, y Herodes Antipas fue nombrado tetrarca de Galilea y Perea. Sin embargo, el primero inauguró un breve período de pésimo gobierno a los ojos de Roma, y fue destituido por Augusto ya hacia el 6 d.C., por lo que el territorio de Judea y de Samaría pasaron a dominio directo de Roma, constituyendo un territorio asociado a la provincia de Siria, pero gobernado por un prefecto. En el mapa de regiones (mapa 2) se ve la división entre Judea y Samaría en línea punteada porque el territorio de Judea, para Roma abarcaba también el de Samaría, aunque culturalmente los propios habitantes distinguían muy cuidadosamente las dos regiones. Compárese el reclamo tribal antiguo de Judá (mapa 1) con el territorio de la Judea de época de Jesús (mapa 2).

Esta es la situación de Judea durante toda la vida de Jesús, y hasta el año 41. Aunque es habitual llamarla "provincia de Judea", no es esa su realidad política en ese momento, sino más bien la que corresponde a un tiempo más tarde, a la época de expansión de la primera Iglesia. Su gobernador no es un procurador (como incorrectamente se suele denominar a Poncio Pilato, aunque el NT nunca comete ese error, pero los traductores sí) sino un prefecto de rango ecuestre, que entiende fundamentalmente de asuntos militares.

-Aunque a los efectos del evangelio, esta es la realidad que corresponde tener presente cuando se habla de Judea, conviene saber que en el año 41 Roma otorgó el reinado a Herodes Agripa I, quien trató de recuperar la grandeza del reino de su abuelo Herodes El grande; en ello estaba cuando lo sorprendió la muerte (ver Hch 12,20-23) en el 44 a.C. y los territorios de Judá, Samaría, Idumea, Galilea y Perea se convirtieron, ahora sí, en la Provincia Imperial de Judea, bajo el gobierno de un procurador, hasta el año 66, en que las guerras judías obligan a Roma a ponerla bajo el mando de un legado militar (es la época de la destrucción del templo de Jerusalén, año 70). Pero esto ya cae lejos del contexto de la narración evangélica.

La mención de Judea en los evangelios

La lista de "Otras referencias" recoge todas las veces que en los evangelios se menciona a Judea como región. Solamente no se recogen aquellas veces que simplemente acompaña el nombre de una localidad para situarla, como "Belén de Judea"(Mt 2,5) o "Arimatea, ciudad de Judea" (Lc 23,51), o cuando se menciona como el territorio que gobierna un mandatario, como en "Arquelao reinaba en Judea" (Mt 2,22) y otros pocos similares.

Naturalmente, los evangelios mencionan que Jesús estuvo en Judea, en su camino a Jerusalén, pero además es seguro que lo ha estado muchas veces: todo varón judío observante subía al templo anualmente (como muy bien lo retrata Juan, subiendo para las fiestas más importantes). El trayecto más corto desde Galilea pasaba por el territorio de Samaría; pero era frecuente que los samaritanos intentasen boicotear estos desplazamientos (cfr. Lc 9,52-53), así que era normal tomar una ruta más larga: salir de Galilea bordeando el norte de la región de Samaría (no antes, para no pasar por en medio de territorios paganos de la Decápolis), cruzar el Río Jordán, bordearlo por Perea, y volver a cruzar el Jordán a la altura de Jericó.

Precisamente, de las veces que el texto se refiere específicamente a Judá como región, hay una (dos apariciones, pero en el mismo pasaje paralelo de Mc y Mt) enigmatica: "fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán" (Mc 10,1 y 19,1). Visto desde la tierra Palestina, Judá siempre, en toda su historia, fue cisjordana, nunca hubo un territorio de Judá más allá del Jordán. Este problema lo vieron ya los antiguos, y hay manuscritos de Marcos donde aparece corregido: "fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán", esa pequeña conjunción lo cambia todo, porque resuelve el problema, pero: 1) está sólo en algunos manuscritos minoritarios, no en los testigos más importantes y antiguos; 2) esta corrección sólo se concretó en Marcos 10,1, no en Mt 19,1.

Lo cierto es que la crítica no duda de que allí no hay ninguna "y", y por lo tanto el significado representa un problema, porque no menciona el trayecto por Perea. Veamos las distintas reflexiones y soluciones en torno a él:

  • Algunos completan el sentido del pasaje, por ejemplo, en Carrillo Alday (El Evangelio según san Mateo, Verbo Divino, 2010) leemos: "ahora deja Galilea y, evitando el país de los samaritanos (10,5), va a Perea, al otro lado del Jordán, para dirigirse luego por Jericó a Jerusalén, donde se realizarán los anuncios de la muerte y resurrección del Hijo del hombre." Sí, es una interpretación perfectamente posible, es lo que ocurría habitualmente, y es seguramente lo que ocurrió... pero no es lo que dice el texto, que no menciona a Perea ni la evitación de los samaritanos (lo que cita aquí -10,5- es una instrucción misionera, no indica que sea lo mismo que Jesús hizo en concreto para ir a Jerusalén). La misma opinión tenemos en Josef Schmid (El Evangelio según san Mateo, Herder, 1973, pág. 399), pero expuesta como hipótesis de lectura, no como afirmación.
  • Otros interpretan la expresión culturalmente, así leemos en Severiano del Páramo (La Biblia comentada por profesores de la Compañía de Jesús, BAC, 1964, NT I pág. 222): "Para los judíos, toda la región próxima a la orilla oriental del Jordán se consideraba como continuación de Judea, aunque sabían que políticamente pertenecía a Perea." ¡Sería maravilloso que fuera así! pero ¿dónde está el apoyo cultural para esa afirmación? Cuando se afirma que para los judíos hablar así era lo normal -tan a contrapelo de la realidad geográfica y política-, debería por lo menos presentarse algunos testimonios...
  • Alguno, comentando san Mateo, piensa que "quizás se ha desprendido la conjunción «y» entre «Judea» y «la otra orilla.; cfr. Mc 10,1" (Benedict T . Viviano, Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Verbo Divino, 2004). Todo es posible, naturalmente, aunque es difícil imaginar qué quiere decir que "se desprendió" una conjunción.
  • Mucho más contundente y realista lo afirma John L. McKenzie (Comentario Bíblico San Jerónimo, Cristiandad, 1972: "La geografía, difusa en Mc, se hace imposible en Mt. No existe tal «Judea al otro lado del Jordán». La expresión se refiere, con poco acierto, a un viaje desde Galilea a Judea pasando por la Palestina oriental; esta ruta evitaría el territorio de los samaritanos."
  • Ulrich Luz (El Evangelio según San Mateo, Sígueme, 2003, pág. 129) comenta "como es muy poco probable que Mateo pensara aquí en la procuraduría romana de Judea, a la que pertenecía también Perea desde la muerte de Agripa I, quedan dos posibilidades: o bien entiende 'del otro lado del Jodán' (en gr. en el original) como determinación itineraria de elthen (gr: fue), o no tenía una idea clara en el plano histórico-geográfico", pero respecto de esto último comenta lacónicamente en nota al pie: "Esto es más probable".
  • Por supuesto se puede seguir acumulando opiniones, pero no es muy diferente que estas pocas direcciones retratadas aquí: o un problema de conocimiento geográfico, o una expresión geográfica tan vaga que ha quedado incómoda. La cuestión decisiva es saber si tiene algún sentido teológico o hay que simplemente dejarla pasar sin fijarse demasiado en ella.

    Aventuro como hipótesis de lectura que quizás Marcos, aprovechando que la tradición le indicaba que el itinerario fue por Perea, evitando pasar por el país de Samaría, hizo un paralelo mental con la entrada del pueblo escogido a la tierra prometida, cruzando el Jordán a la altura de Jericó, a la que alcanzará precisamente en ese mismo capítulo, en 10,46. De allí la mención en 10,1 de la gente que venía con él. Quizás en su fuente tradicional sí que se mencionaba Perea, pero san Marcos quiere poner de manifiesto una geografía salvífica, evocando con claridad la entrada de Josué.

    Mateo quizás comprendió esta intención de Marcos (por eso no la corrigó), pero no le interesó teológicamente como para conservarla, así que la referencia a Jericó le quedó mucho más lejos, recién en 20,29, y diciendo que salen de Jericó, sin haber puesto la entrada, de allí que la expresión quedara mucho más notablemente errática desde el punto de vista geográfico.

    En suma: en Marcos es una afirmación de geografía salvífica que conviene explicitar y mostrar en paralelo con la gesta de Josué, mientras que en Mateo resulta una errática expresión geográfica en la que no vale demasiado la pena detenerse.

Otra mención anómala de Judea merece señalarse, se trata de la de Lc 4,44, que en el contexto de la predicación de Jesús en Galilea (Cafarnaúm, Nazaret), concluye con la frase "E iba predicando por las sinagogas de Judea". Algunos manuscritos (A, D, la tradición Koiné) dicen "de Galilea", pero los más antiguos e importantes ponen como he dicho, y parece que es la versión que debe aceptarse, ya que lo otro sería un intento de los copistas de corregir una mención extraña (criterio de "lectio dificilior"). Algunos (Nueva Biblia Española, Biblia Latinoamericana 95/2005) traducen "iba predicando por las sinagogas del país judío", con lo cual se puede entender que incluye a Galilea, como mención genérica. No es imposible, pero tampoco es posible demostrarlo, ni es un uso habitual. Si fuera así, si san Lucas hablara genéricamente, tal vez podría aplicarse la misma solución al difícil viaje de María a las "montañas de Judea" en la escena de la visitación, y tales montañas serían en Galilea (ver Ciudad de las sierras de Judá). Fizmyer piensa que "lo que se pone de relieve en estos pasajes es más bien la procedencia de la gente que acude a escuchar a Jesús, esté donde esté —de hecho, la localización geográfica del protagonista no queda claramente especificada—" (tomo II, pág. 477). Quizás se podría apoyar que se trata de un uso genérico con Lc 7,17, donde también se habla de Judea en el contexto de un milagro realizado en Galilea (aunque allí habla de que se propagó su fama por Judea, así que no es incompatible con que Jesús esté en Galilea).

Bibliografía:
Ver especialmente: -Schürer, Emil: "Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús", 2 tomos, Ed. Cristiandad, 1985, tomo I
-Finkelstein, Israel y Silberman, Neil: "La Biblia desenterrada", Ed. Siglo XXI, 2011
|Fitmyer Lc|

Reclamos tribales del AT

Mapa tomado de "Panorama del Mundo Bíblico" Luc Grollemberg, Ed. Guadarrama, 1966
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