No cabría mencionar sitios anónimos si no fuera que la tradición cristiana terminó identificando el sitio con nombre propio, Ain Karem ("La fuente de la viña"), donde hay en la actualidad una iglesia dedicada a la visitación y otra al nacimiento de san Juan Bautista.
Lo cierto es que san Lucas no da ninguna pista de la ciudad que podría ser.
Es verdad que los sacerdotes vivían generalmente en ciudades cercanas a Jerusalén, pero también está atestiguado que, hablando desde fuera de Palestina, se podía incluir a Galilea en Judea (cfr. Tácito, Anales, XII, 54), y el propio san Lucas parece hacerse eco de eso en una mención de Judea que evidentemente incluye a Galilea (Lc 4,42-44), por lo que también podría ubicarse el pueblo de Zacarías e Isabel en Galilea, lo que hace más plausible la realidad de un viaje presuroso de María, que si iba realmente a Judá, hubiera tenido que atravesar Samaría, algo muy complicado para cualquier judío.
En suma, que no hay ningún elemento para deducir desde el texto ninguna ciudad en particular; la identificación mencionada más arriba con ese pueblo (que actualmente es un barrio de las afueras de Jerusalén) es de fines del siglo XV, aunque parece remontarse a una tradición de peregrinaciones de la época de las Cruzadas. Copio del sitio Saxun Visitor Center, de Tierra Santa: «El primero en mencionar el nombre de Ein Karem se llama Francesco Suriano. Fue Guardián del convento franciscano del Monte Sión – título equivalente al actual Custodio de Tierra Santa. En su Tratado de Tierra Santa da la lista de las indulgencias que los peregrinos pueden lucrar en los santuarios dedicados al Bautista: la iglesia donde nació san Juan Bautista, la casa de Zacarías donde la Virgen visitó a santa Isabel y rezó el Magnificat, el lugar donde Zacarías pronunció el Benedictus, la fuente de la Virgen, y el “desierto” donde se retiró el Bautista. Tenemos aquí la prueba que los peregrinos medievales visitaban los mismos santos lugares que hoy en día. Pero más importante que esto, nos da Suriano el nombre de esta peregrinación “las Montañas de Judá, llamadas en árabe Ayn el-Chermen (sic)”. Así, lo que los peregrinos antiguos llamaban Montana Iudae era, sin duda alguna, este pequeño poblado de las afueras de Jerusalén que los árabes llaman “Ayn el-Karem”, es decir, la “Fuente de la Viña”.»