La expresión "desierto de Judea" (o con más propiedad "de Judá") indica en sentido estricto la tierra de escasas precipitaciones, y la consiguiente aridez, que baja desde los montes de Judea hasta el NO del mar Muerto (la zona marcada en rojo en el mapa); es mencionado en Sal 63,1 y en Jue 1,9. Es la región donde se asentó la comunidad de Qumram, posiblemente por la misma asociación que hace el Bautista de su misión como "voz que clama en el desierto" (Is 40,3). Pero dado que no hay un significativo cambio de paisaje en la zona un poco más al norte que toca el Jordán, puede aceptarse que la tradición evangélica haya extendido la denominación de "desierto" también a este sitio (la zona marcada en gris en el mapa), donde bautizaba Juan El bautista; de allí quizás el cambio de "Judá" por "Judea", ya que políticamente sí que esa desembocadura del Jordán pertenece a Judea (aunque no al territorio tribal de Judá). En esta extensión hay precedente: ya en el relato de la huida de David de su hijo Absalón (2Sm 15,23.28; 2Sm 17,16), esa región que rodea el Jordán es llamada "desierto", hbr. "midbar", "eremo" en LXX.
Señala Meier (Un judío, t. 2.1 pág. 77ss.) que posiblemente Juan se moviera a todo lo largo del Jordán, no sólo a la altura del Mar Muerto, y no sólo en la margen occidental, sino también en la oriental, en Perea, lo que hizo posible que lo prendieran los soldados de Herodes Antipas (que gobernaba Perea, pero no Judea), pero precisamente por la relación con la cita isaiana, la tradición sinóptica prefirió mostrarlo asociado a la desembocadura del Mar Muerto.
De todas las referencias que acompañan a este artículo, la única que menciona la expresión "desierto de Judea" es la primera (Mt 3,1), todas las demás dicen simplemente "desierto".
No he consignado las demás veces que se habla del desierto, ya sea en forma vaga, sin que se refiera a un desierto en concreto, sino sólo a una zona despoblada (por ej. Mc 8,4 o Jn 11,54), o en las tentaciones de Jesús (donde la palabra es fundamentalmente simbólica).