Los que hayáis leído,la VerbumDomine, os lo recomiendo, os habréis fijado, en la importancia, que Benedicto XVI, da, a las lecturas bíblicas en la celebración litúrgica, y, como, destaca, que las homilías, deben estar basadas en ellas, bueno, y, muchas más cosas
Lo cierto, es que, salvo excepciones, de las lecturas, pasa todo el mundo, los fieles, un gran número, porque su formación bíblica, es cero, patatero, y, aprovechan ese tiempo, para otras cosas, novenas, rosarios, etc.
Los lectores, la mitad de las veces, simplemente, no saben leer; no, es que lean mal; no, es que no leen ni mal, ni bien, y, además no es leer, es proclamar, y, da la impresión de que están haciendo un trámite, algo para pasar a lo otro
Luego, llega el oficiante, , y, la homilía, a, veces va, sobre lo que dijo, no sé que aparición, ó, se trata de reñir, a los que acuden a Misa, por los que no van; o, de hablar de la confesión, a gente, que ya sabe, que tiene que confesarse, pero a las lecturas no se les toca, y, cuando les toca, se les manipula, es decir, se les hace decir, lo que no dicen, y, claro, sólo se toma una, pero si La Iglesia pone 3, ó, 2, es por algo
No sería mucho pedir, que la persona, el sacerdote, casi siempre, que va dar, la homilía, tuviese una buena formación bíblica, dejase la Virgen de Fátima, tranquila, y, hablase al pueblo fiel, de lo que Dios, le pide, como cristianos en las 3 lecturas, ó, en las dos, uniendo unas con otras
Y, nosotros, el pueblo fiel, no sería mucho pedir, nos formásemos, bíblicamente, nos dejásemos de tanta revelación privada, al menos, para ese momento, y, leyésemos en casa, antes las lecturas, que se van á, proclamar
Yo creó que no
Un abrazo
Maite
“Este es mi Hijo amado, escuchadle”
En un todo de acuerdo contigo, Maite.
Yo agregaría otra cosa: Las palabras de las lecturas "suenan" porque el lector presta su voz (a Dios) para ello. Ahora bien, si Dios quiso que los textos fueran de distintos géneros (literarios) ¿por qué todos se leen con el mismo tono? Como si fuera lo mismo una narración de una batalla, una genealogía, un poema de alabanza o uno de un arrepentido, etc, etc. La voz sin inflexiones: ¿a eso se le llama "proclamar"?. Aburridísimo.
Y sí, hay un problema de formación de fondo: reconocer que se debe usar un tono distinto para un poema que para una batalla o para una carta implicaaría reconocerle a la Biblia un status literario que por distintos motivos es mejor no reconocerle.
Para unos eso implica un trabajo de tener que ponerse a leer en serio, para otros, se pierde el privilegio de poder tirarle a los demás un versículo suelto por la cabeza y callarlo, para otros, cuanto menos se entienda, más fácil es obligar a la aceptación obediente de la (supuesta) autoridad (que vendría a ser "los que la entienden").
Una lástima la cantidad de riqueza dilapidada cada día, en cada iglesia, de cada lugar del planeta, todo por mera comodidad.
-----------------
«Con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios» (S. Agustín)
Ciertamente, con sus más y sus menos, por todas partes existe ese problema. La costumbre no demasiado buena de que a cualquiera se le permite "ser" lector, sin que dé las suficientes pruebas de aptitud.
En cuanto a lo de las homilías, doy por sentado que como mínimo, a los seminaristas se les enseña sobre la idoneidad del tema a tratar, que es, no desde la enciclica VD, sino de bastante más atrás en el tiempo, precisamente, el comentario sobre las lecturas. No para substituir su sentido, sino para poner luz y comprensión en las partes que puedan resultar obscuras para comprender.
Y sí, la recurrencia a revelaciones particulares y prodigios parece decirnos que si no nos tomamos en serio el Evangelio "al menos" creamos por esos signos tan "patentes" de intervención divina. ¡Qué ironía!
Estoy totalmente de acuerdo con lo que habéis expresado y ojalá no nos durmamos en nuestra "ya adquirida" fe, que se convierte en otro envoltorio más de nuestra personalidad ego, tantas veces, a la manera de las capas de la cebolla. La fe es teologal, es decir, don divino que no podemos dejar al albir de unas cuantas superficialidades. Sería precioso que no olvidemos la infantil capacidad de entusiasmarnos de las maravillas de Dios, que se inscriben habitualmente, no en fenómenos preternaturales, sino en el día a día de nuestras vidas, y que condensamos sacramentalmente en la celebración de los Misterios de la salvación en la Eucaristía. Por esto la Biblia no es un compendio de prodigios extraordinarios, sino que se compone de historias muy humanas a través de las cuales, Dios se nos va manifestando como Padre y redentor, Vida y Amor, que crea y recrea el Universo entero, como un inmenso paraíso donde todo es milagro y maravilla, incluídos los aspectos más dramáticos.
Y todo eso nos lo relata la Biblia y lo celebramos en la Eucaristía, donde Cristo es el centro como Alfa y Omega, donde los tiempos se condensan en el instante sagrado de la Comunión con Cristo y en Cristo, en quien todos y todo entra en la comunión con el Padre, en una implosión de paz y libertad.
¿A quién iremos, Señor? Solo tú tienes palabras de vida eterna
Estoy de acuerdo, con Laura, estoy segura, que ella no se refería para nada, a convertir la Biblia, en un género literario, que también lo es.
Pero una cosa es cierta, no se puede leer de corrido, las interrogaciones, están para algo, y, desde luego, el lector, debe saber que esta prestando su voz, leer con convencimiento, con pausa, pero sin dormir a la gente; las lecturas de la Biblia, se proclaman en Misa, no son relatos de pasado, si no Dios, hablando ahora a cada uno, a mi, personalmente, me importa 3 pepinos, si Abraham fue padre a los 99; o, si, se compro una moto; no es la historia de Abraham, lo importante, si no el mensaje de salvación que encierra; y, lo que Dios, me quiera decir, por medio, del mismo en ese momento, pero si el lector lee para, él, o, de corrido, pues salvo un milagro, pues será un tiempo, casi perdido
Claro que lo importante, viene, cuando llega el momento de las homilia; aquí, la cosa, da un giro de 720º; salvo excepciones, y, esas excepciones, son, cuando el predicador, se olvida de sus devociones, y, se centra en las lecturas, en las 3, salmo incluido, porque para eso, La Santa Madre Iglesia, las ha puesto; y, las va desgranando, y, enlazando, unas con otras, sacando enseñanzas, sencillas, o, sublimes, para el pueblo, enseñanzas de las que todos, se van aprovechar, si quieren, pero cuando el evangelio es manipulado, y, se le hace decir, lo que no dice, en ese pasaje, cuando se recuerda lo que dijo, La virgen en Fátima, que esta muy bien, pero ni es cosa de Fe, ni esta, por encima de La Escritura; pues a mi, me dan ganas de salir
Por eso, me alegro mucho, el ver un domingo, al sacerdote, que no tenía la costumbre, de seguir, las lecturas, adaptarse a ellas, seguirlas desde la primera, al Evangelio, acabando con la epístola; no forzando su mensaje, mensaje sencillo, pero vivo, actual, se ve, que el buen sacerdote, esta siguiendo la Verbum domine, claro que mi alegría fue doble, cuando el sábado siguiente, en la Misa vespertina, un sacerdote, cuyas Misas con homilia, procuraba evitar, porque, era, de los más antiecuménico que pueda existir; y, cuyas homilias iban siempre, o, casi siempre, sobre mensajes de La Virgen; se limito, a explicar, las lecturas, a sacar el espíritu que llevan dentro; y, no sólo eso, al recordar el deber de todo cristiano, de conocer, la Biblia, dijo, que había concluido el octavario; y, que había una cosa, que teníamos que aprender de nuestros hermanos, el amor a la Biblia, estudiarla, orar con ella.
Yo, espero que siga así, y, que sigan asi, todos los predicadores, los mensajes privados están bien, pero hay otro lugar para darlos; no se trata de dar una clase de Biblia, pero muchas personas, es el único medio, y, lugar que tienen para conocer la Palabra, y, lo que dice
Maricruz, leí tarde tu mensaje; pero estoy de acuerdo contigo
Un abrazo
Maite
“¿No, es este, el hijo de José?
«no se trata de dar una clase de Biblia, pero muchas personas, es el único medio, y, lugar que tienen para conocer la Palabra, y, lo que dice»
Completamente cierto.
-----------------
«Con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios» (S. Agustín)