Aparece por primera vez en el relato de Adán y Eva en una poco usada composición junto con Elohim (ver YHVH Elohim). A partir de allí se lo menciona en todo el Génesis pero sólo en los textos que la crítica atribuye a la llamada fuente J ("Yahvista", que precisamente comenzó a distinguirse en el siglo XVIII, con J. Astruc, gracias a este uso no regular). Pero su verdadero centro de referencia está en Ex 3,14-15, que es la perícopa en la que el propio Dios revela su nombre, llamado normalmente "Tetragrama Sagrado" (o simplemente "Tetragrammaton") porque en hebreo consta de 4 consonantes (al español se lo puede transcribir como Yahvé, Yahveh, Yavé, o, en la tradición protestante, Jehová). El texto concentra en la palabra Yahvé el significado que explica en Ex 3,14: "`eheyeh `asher `eheyeh", lo que traducimos "Yo soy el que soy". La traducción es muy compleja, objeto de verdaderos tratados, e imposible de resumir en una nota, pero puede verse en ETF: El Sagrado Nombre de Dios como orientación en el tema.
Los judíos no pronuncian nunca el Nombre, al que reemplazan, en la lectura, por la palabra "Adoná" o "Adonai" (el Señor o mi Señor). Para evitar errores en la lectura en voz alta, los masoretas, al vocalizar el texto, nunca pusieron las vocales que corresponderían, sino que unieron las consonantes YHVH con las vocales de Adoná, de donde viene la transcripción "Jehova". La vocalización "Yahvé", que parece ser la lingüísticamente correcta, se la deduce por trascripciones al griego, como las Hexaplas de Orígenes, que lo vuelcan como "iabé". Las versiones litúrgicas, y algunas de lectura no litúrgica, reemplazan la palabra Yahvé por El Señor (CEE, NBE, BPer, EUNSA, LPD).
Para un estudio del Nombre, ver De Vaux, Historia I, pág. 330ss