Personaje al que san Lucas dedica el conjunto de su obra (tanto Evangelio como Hechos); podría ser un personaje simbólico, pero en general tiende a pensarse que es una persona real; por la redacción del prólogo parece ser un catecúmeno, o quizás un neófito, ya que lo que se le ofrece es los fundamentos para que pueda considerar su fe bien fundada y sólida. Algunos sugieren que podría ser quien se hizo cargo del pago de las copias de la obra. Las dos explicaciones no se excluyen.
Ver distintas elaboraciones sobre el nombre en Fitzmyer, Lucas II, págs. 32-33