La edad en Dt 34,7
La etimología del nombre es enteramente popular, comenzando con que la forma es de un participio activo ("el que saca"), mientras que el texto lo explica como pasivo ("el que ha sido sacado"); por otra parte sería bastante insólito que la princesa egipcia (v. 10) le pusiera un nombre que expresara un juego de palabras en hebreo. En la actualidad hay gran consenso de que el nombre "Moisés" es de origen egipcio, pero no es un nombre completo sino la terminación de un nombre teofórico, como Ra-mses, Tut-mosis, etc. Esta terminación sería semejante al "-ez" castellano (Pérez, hijo de Pedro; Fernández, hijo de Fernando, etc.), y expresaría la vinculación con una divinidad del panteón egipcio, que la tradición ha omitido por pudor religioso... ¡precisamente en aquel que recibirá la revelación del nombre de un Dios desconocido en Egipto!
Imposible exagerar la importancia de Moisés para el desarrollo de la revelación bíblica; no obstante, la tradición posterior lo ha sobrecargado con rasgos que van más allá de su tarea histórica de creador y guía del pueblo / legislador / organizador: Dt 18,15 y Dt 34,10 lo proclaman profeta, un carisma que, en Israel, se desarrolló con caracteres muy propios, pero muy posteriormente a la época (supuesta) de Moisés, es decir, al siglo XIII a.C. En alguna tradición posterior la afirmación de Dt 34,6 de que nadie conoció la tumba de Moisés (el texto da a entender que el que lo enterró fue el propio Dios) da pie a suponer que en realidad fue ascendido como Henoc y Elías al cielo y aún vive allí (cfr. relatos de la Transfiguración). Otras tradiciones, mucho más extendidas, lo hacen autor literario del Pentateuco, es decir, no sólo legislador sino también redactor. Esta idea siguió vigente hasta tiempos recientes, y de tal modo presente en la conciencia religiosa, que hace un siglo afirmar que Moisés no había escrito los cinco primeros libros de la Biblia equivalía a ser considerado hereje.
La Biblia quiere vincular tan estrechamente a Moisés con los orígenes del pueblo bíblico, que en su genealogía parece saltearse algunas generaciones: entre la de Jacob y la de Moisés hay apenas tres antepasados, mientras que Josué (1), que aunque sea de menor edad es contemporáneo de Moisés, tiene 11 generaciones entre los patriarcas y él (lo cual puede ser también una simplificación, pero no tan chocante).
Una visión equilibrada de los fundamentos críticos y la significación religiosa del personaje puede obtenerse del "Moisés" de Martin Buber, Ed. Lumen, 1994. Igualmente recomendable los capítulos dedicados a su figura en De Vaux, Historia I (ver bibliog.).